Desde que asumió la gerencia de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA), Javier Ignacio Hurtado sabía que enfrentaría situaciones complejas como el cambio de naturaleza jurídica de la compañía que se discute desde el año pasado y que debe concretarse en menos de un mes. Pero para su sorpresa, además, le tocó hacer frente a los efectos de la pandemia que dejó cerrados varios de los canales de distribución de sus productos.
Así está hoy el panorama de la licorera antioqueña:
¿Cómo han estado las ventas durante la cuarentena?
“En marzo bajaron un 56 % de las ventas promedio de los marzos de todos los años. Ese mes tuvo 15 días de comercio normal y 15 de cuarentena. En abril las ventas fueron del 40 % frente a otros años y mayo empezó subiendo. Tenemos una mejor expectativa en la medida en que algunos negocios empiezan a moverse”.
¿Qué significa “una mejor expectativa”?
“Aún no hemos consolidado la información de todo el país. Estamos, con los distribuidores en cada departamento, revisando porque hay condiciones diferentes. Hay unos más afectados por el coronavirus como Atlántico donde el Gobernador ha tenido todo más restringido. Y también hay departamentos con hábitos de consumo diferentes, donde el comercio es más con tiendas, o con supermercados. Aún no tengo la cifra consolidada pero el Día de la Madre se movió bien, hubo dinámicas interesantes de consumo”.
¿Qué regiones han estado más y menos afectadas?
“La Costa, en general, tiene una afectación importante, inclusive porque ahí tenemos San Andrés y allá está frenado el turismo, igual que en Bolívar. Hay que tener en cuenta que nuestros productos se venden así: en lugares de consumo (bares, discotecas, restaurantes) es 30 % a 35 %, en grandes supermercados un 25 a 30 %, y en tiendas y licoreras entre 40 y 45 %. Entonces el canal de consumo está cerrado, están abiertos supermercados y tiendas, pero cerradas las licoreras. Y la participación de cada canal varía en los departamentos: en Bogotá por ejemplo predominan las tiendas y se han movido bien”.
¿Qué ha pasado con la empresa en cuarentena?
“Nuestra prioridad fue salvaguardar la operación y cuidar a nuestros colaboradores. No hemos parado y desde el principio nos concentramos en la producción de alcohol. Tuvimos turnos rotativos, que siguen. Además acompañamos a la ciudad y al departamento con el alcohol antiséptico, repartimos a los hospitales”.
¿Qué tan fácil fue cambiar la producción?
“La FLA en 1999 había hecho alcohol antiséptico. Cuando supimos del desabastecimiento de alcohol nos preguntamos cómo podíamos aprovechar la capacidad y el conocimiento de la planta, la gente que lleva muchos años nos decía: ‘ya hicimos alcohol, ¿por qué no lo producimos de nuevo?’, entonces volvimos a revisar la fórmula, actualizamos en tiempo récord el registro Invima porque estaba vencido. Cuando fuimos a buscar el envase, en una conversación con unos proveedores, ellos nos dijeron que nos apoyaban donando los envases para esas primeras 250.000 botellas. Nos donaron todo: cajas, etiquetas, tapas y botellas”.
¿Cómo va esa producción?
“Hoy estamos en 1’810.000 unidades porque las necesidades fueron llegando. Todavía hoy nos llegan solicitudes hasta del exterior porque todo el mundo necesita alcohol: hospitales, policía, organismos de control, bomberos, cárceles, ancianatos, fuerzas judiciales. Y empezamos a atender a todos los grupos estatales. Hicimos el primer lote de 250.000 que fue para donar, y después de eso los departamentos hicieron solicitudes de apoyo y entregamos 80.000 unidades solicitadas por el Gobierno Nacional. La cosa se fue ampliando y llegamos al público y por eso hoy cualquiera puede comprar una botella. Cuando discutimos qué nombre ponerle decidimos: ‘Porque la FLA es de todos’, y ese el mensaje que queremos llevar: la fábrica que ha acompañado el entretenimiento durante tanto tiempo, ahora acompaña a la gente llevando salud”.
¿Lo que llegó a otros departamentos fue donación o venta?
“Todas son donaciones. Pero como un apoyo a los distribuidores les hicimos los primeros despachos de producto para vender. E hicimos un acuerdo con supermercados para tener márgenes bajitos. Esto no es un tema de ganarle plata al alcohol porque había una necesidad grande y una especulación con el precio. El margen es bajo, de 8 a 10 % para los costos de logística y demás”.