Cuando observe en su reloj que al minutero le falte una raya para completar la hora, justo antes de que sean las “en punto”, los raelianos estarán meditando por la paz mundial para que los extraterrestres lleguen antes de lo pactado. O también podrán estar reunidos en una amplia finca donde construyeron hace 18 años su centro de estudios en San Vicente (Antioquia). Allí estarían haciendo divulgación científica, conversatorios o proclamando su verdad, como las demás religiones. ¿Había escuchado hablar de ellos? ¿Llegarán esos seres a la Tierra?
Su inicio se remonta al 13 de diciembre de 1973, cuando el editor de una revista francesa, Claude Maurice Marcel, o también llamado Rael, fue al volcán de Clermont-Ferrand en Francia y, cuenta, vio aparecer un OVNI (objeto volador no identificado) de 7 metros de diámetro hecho de un metal plateado muy brillante. Del disco volador, Rael asegura que vio el descenso de unos seres de metro y medio de altura llamados los “Elohim”. Una palabra que en hebreo traduce: “aquellos que vinieron del cielo”.
Rael también es el único con línea directa. Dice esta creencia que él es el único profeta que se comunica constantemente con los Elohim y sabe cuándo vendrán. Óscar Orozco, guía nacional de los raelianos, aseguró: “Si Rael muere, se acaba nuestra comunicación con los extraterrestres. Tenemos solo un 6 % de probabilidad de que vengan en este momento porque aún tenemos muchas guerras en el mundo”.
Estos alienígenas le habrían confiado a Rael difundir la revelación de su existencia y construir una embajada donde pudieran llegar cuando volvieran a la Tierra. Además, le habrían confesado que a falta de un solo profeta, ellos vendrían acompañados de Jesús, Moisés, Buda y Mahoma. Según ese vaticinio, los cuatro aún estarían vivos gracias a la clonación que realizan en su planeta.
Precisamente, la clonación —o, como ellos lo llaman, “el secreto de la vida eterna”— no solo recrearía exactamente el físico de la persona, sino la posibilidad de transferir la personalidad y el recuerdo detallado del pasado a cada cerebro y así acumular conocimiento a futuro.
Sin embargo, esto no es lo único que la diferencia de otras religiones. Los raelianos aseguran que las otras dejaron de responder a las necesidades que se presentan en la vida moderna: el divorcio, la anticoncepción, el aborto y el matrimonio de lo sacerdotes y sacerdotisas. Temas que ellos integran en su movimiento.
Aunque quien lea estas líneas pueda pensar que por ser una religión con 51 años de existencia tiene pocos seguidores, la realidad es que los raelianos actualmente suman 50.000 creyentes en todo el mundo. Incluso, en Antioquia han tenido eventos a los que han llegado hasta 200 personas a su finca en San Vicente. Esto sin contar la asistencia mundial que tienen sus meditaciones virtuales.
Las meditaciones llamadas “Un minuto por la paz” son difundidas en sus redes sociales y congregan a todos los raelianos del mundo los lunes a las 7:59 p.m. A esa hora, dedican un minuto de silencio a la consciencia de su respiración y a pedir por la paz mundial. Pero no piden eso por mero capricho, pues aseguran que solo con paz es que los Elohim podrán volver a visitarnos y llevarnos a sus dos planetas: uno, que es el de los elegidos para quienes hayan perpetuado la paz en el mundo, y otro, que es donde los Elohim serán usados científicamente para sus clonaciones.
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La aspiración de los raelianos es, precisamente, vivir en paz y además transmitirla a la humanidad para llegar al planeta de los elegidos, en donde estarán esperándolos los profetas que aún viven. Jesús, Mahoma y los otros.
El auge del movimiento Raeliano en Antioquia
Óscar Orozco, al igual que los demás raelianos, llegaron a esta religión impulsados por la misma causa: cuestionar si hay un dios en el mundo.
“Yo encontré en los raelianos lo que estaba buscando: un espacio científico donde se cuestiona la presencia de un dios. Yo desde niño conocí tanta maldad humana que si de verdad existiera un ente superior, no habría tantas injusticias en el mundo”, relató.
Aún con esto, afirmó que sus creencias siempre están abiertas y, como científicos que se consideran, saben que no hay una verdad absoluta ni se cierran a que alguna teoría cuestione lo que consideran como verdad.
Entre tanto, en Antioquia los raelianos comenzaron el conteo regresivo. Óscar y su esposa Berta construyeron en su finca de San Vicente un centro de estudios para la llegada de Los Elohim.
Esta construcción sigue los parámetros establecidos por Rael y se basa en las conversaciones que tuvo con los extraterrestres. Según esa historia, le pidieron que estuviera construida con forma de llave para saber que es la entrada del planeta Tierra y que la piscina fuera ovalada para el aterrizaje de la nave.
“Inicialmente, el fuerte debía ser construido en Israel, pero la guerra lo impidió. Entonces, lo levantamos aquí con nuestros ingresos”, recordó Óscar siendo enfático en que el movimiento no pide subsidios ni diezmos y que si un miembro lo hace, será expulsado de la religión.
Sin embargo, la comunidad de San Vicente considera que los raelianos no son monedita de oro y algunas de sus prácticas no son bien recibidas.
Berta, la esposa de Óscar, recordó que en marzo de 2011 marcharon por el centro de Medellín 30 raelianos contados a vista de pájaro. Aquella vez, los hombres se pusieron un brasier rojo y las mujeres no tenían prenda superior para hacer alusión a la libertad de género.
De hecho, la libertad es uno de los estandartes en su religión y hoy en día tienen encuentros nudistas o sin brasieres. Reuniones que a varios vecinos de la finca les molesta y hasta les mandan a la policía.
Aún así, Óscar insistió en que seguirán con su cita de meditación diaria cuando al minutero le falte una raya para completar cada hora del día. Y, en esa devoción por un mundo sin violencia que guía esta religión, seguirán esperando que los “Elohim” bajen y vean qué tanta paz habremos construido hasta 2035.
