viernes
7 y 9
7 y 9
La semana pasada se conoció la noticia de que el gobierno de Dinamarca tomó la decisión de sacrificar 17 millones de visones, por una mutación del nuevo coronavirus que podría traer nuevas infecciones transmitidas de estos animales a los humanos.
De acuerdo con lo que dijo el gobierno de ese país, que es el mayor productor mundial de granjas para cría de visones, se encontraron doce casos de coronavirus con una mutación en humanos y que el mismo virus mutado fue hallado en cinco casos de granjas de cría de visones. El pasado viernes sacrificaron los primeros 3.000 animales.
Según información de la agencia Sinc, las autoridades danesas temen que, en un momento en que los contagios por SARS-CoV-2 han superado la barrera de los 50 millones de personas y más de 1,2 millones fallecidos en todo el mundo, esta nueva variante, menos receptiva a anticuerpos en las pruebas de laboratorio, disminuya la efectividad de las vacunas candidatas que se están desarrollando. Pero aún faltan evidencias científicas para confirmar que esto pueda realmente suceder, y por lo tanto, el sacrificio de estos animales podría no producirse finalmente al considerarse “ilegal”, según las últimas informaciones.
Ante una decisión que el mismo gobierno danés calificó como “compleja”, y el llamado de la comunidad científica a tener prudencia y vigilancia con la medida, nace la pregunta de cuáles son las razones para sacrificar un animal o muchos animales de una especie.
Lea también: Prudencia y vigilancia en comunidad científica ante virus “mutante” en visones
Johnatan Álvarez, coordinador de veterinaria del Parque de la Conservación, explica que la eutanasia en los animales es un procedimiento técnico que se hace para que el animal no sufra, y se hace por una de estas razones :
- Porque el animal está enfermo y no se puede garantizar su calidad de vida. “Es muy común en animales con enfermedades terminales, como un cáncer, y que no responden al tratamiento que se les está dando”, dice Álvarez. Para tomar esta decisión se hace un comité de ética en la que asisten biólogos, zootecnistas y un invitado externo de otra entidad. La idea es discutir si esa es la mejor decisión para evitar el sufrimiento del animal.
- La otra razón es porque pueden representar un riesgo epidemiológico no solo para otros animales sino para las personas. En este caso se habla de “cacería de control”, que es cuando hay sobre población de una especie, y esto representa un riesgo de salud pública.
Sucede con las palomas en ambientes urbanos. Ellas pueden ser transmisoras de hasta 200 parásitos diferentes, cuenta Germán Jiménez Romero, profesor del departamento de biología de la Universidad Javeriana, investigador en la unidad de ecología y sistemática y quien se ha especializado en el manejo y conservación de ecosistemas tropicales.
El profesor explica que los ecosistemas pueden hacer de forma natural control de la población de sus especies, pero si se trata de una especie exótica (como la paloma, que fue traída de Europa en la época de la colonia), hay un desequilibrio, y es ahí donde se aplica este término.
Le puede interesar: Se acabó la guachafita con las palomas de Medellín
- La tercera razón, explican el veterinario y el profesor, para hacer cacería de control es porque esa especie representa un riesgo ecosistémico.
Se aplica cuando un animal es introducido en un ambiente del que no es nativo y eso empieza a poner en riesgo a los otros animales, desequilibrando el funcionamiento normal de un ecosistema. Esta nueva especie puede comerse el alimento de los nativos, ocupar sus territorios de forma masiva o aparearse con especies nativas y alterar el ecosistema.
En este punto el profesor distingue tres términos para entender mejor de qué se trata el riesgo:
- Especie doméstica: es la que se saca de su ambiente natural y se cría y se reproduce con intervención humana. La domesticación puede tardar hasta 4.000 años, dice Jiménez.
- Especie silvestre: es la que se reproduce y crece sin intervención humana.
- Especie exótica: es introducida en un medio del que no es nativa. Hay especies exóticas invasoras, que son precisamente las que pueden alterar los ecosistemas.
“Una especie invasora tiene una cantidad de carga desde el punto de vista genético, que puede afectar a especies silvestres por la transmisión de enfermedades. Lo que busca el control es precisamente no permitir las invasiones biológicas y controlar los tamaños poblacionales”, explica Germán Jiménez Romero.
Uno de los casos más sonados, y que genera debate en el país, es el de los hipopótamos de la Hacienda Nápoles, que fueron introducidos y de los cuales hay evidencia que son importadores de carbono a las aguas en las que viven.
Lea también: ¿Hipopótamos de la Hacienda Nápoles deberían ser cazados?
Este año también se conoció el caso de Australia, donde se cazaron 10.000 camellos en enero, según relata una reseña de National Geographic.
Las autoridades ambientales de ese país se vieron incapaces de controlar la cantidad de animales que se aglomeraban a las orillas de las fuentes de agua y se convirtieron en un riesgo para las comunidades indígenas del país.