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Otra esperanza contra el VIH: vacunas de ARN mensajero

Son los primeros biológicos de este tipo que se ensayan en humanos. El panorama es difícil, pero alentador.

  • En el país hay una cobertura de más del 95 % de tratamiento antirretroviral, según el organismo Cuenta de Alto Costo. FOTO GETTY
    En el país hay una cobertura de más del 95 % de tratamiento antirretroviral, según el organismo Cuenta de Alto Costo. FOTO GETTY
23 de febrero de 2022
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Después de haberlas probado con éxito en ratones y chimpancés, las primeras vacunas de ARN mensajero (mecanismo usado en algunas de las vacunas actuales para el covid-19) contra el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) comenzaron a ser aplicadas, a inicios de este año, entre personas.

Los voluntarios son 56 adultos sanos y VIH negativos que fueron inoculados con la primera dosis del biológico (son dos en total) en Washington, Estados Unidos. El grupo será vigilado durante seis meses para posteriormente examinar sus respuestas inmunitarias en detalle molecular (a muy pequeña escala, en los genes) y comprobar si desarrollaron respuestas inmunes específicas (especializadas para el VIH), o no.

La vacuna que no tiene precedentes (han habido pruebas de otras con mecanismos de acción diferentes) fue diseñada por la compañía de biotecnología Moderna (la también creadora de una de las vacunas a día de hoy aplicadas para prevenir la covid-19 grave) y la Iniciativa Internacional de Vacunas contra el VIH/SIDA (IAVI, por sus siglas en inglés).

¿Por qué ha tardado tanto?

Cuarenta años no han sido suficientes para lograr el desarrollo de un biológico preventivo del VIH. La capacidad de mutación del virus ha sido uno de los principales obstáculos. Cambia muchísimo más que el del covid-19 (ver Para saber más), por lo que desarrollar una vacuna contra ciertas características del virus puede no ser eficiente, pues cuando emerjan nuevas variantes, probablemente la respuesta generada no va a funcionar.

Además, explica María Teresa Rugeles, PhD en Ciencias Básicas Biomédicas y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, “como es una infección crónica (que no tiene cura), un solo individuo puede generar una cantidad muy grande de variantes” a lo largo del tiempo, más aún si la infección no se controla.

En ese mismo sentido, hay dos retos adicionales. El primero tiene que ver con que el virus infecta específicamente a las células del sistema inmune, justamente aquellas que son el blanco de las vacunas por ser las encargadas de defender al organismo de agentes patógenos, infecciones y enfermedades.

El segundo tiene que ver con que la vacuna diseñada no puede ser “tan sencilla”. Un mecanismo como el de virus atenuado (que use el mismo virus, pero con mucha menos “fuerza” o virulencia), por ejemplo, que ha sido de los más exitosos en la historia (así funcionan la de la varicela, sarampión y fiebre amarilla), está descalificado. Rugeles señala que en vista de que el virus se integra al genoma de la célula que lo hospeda, con una vacuna como esa se comprometería el ADN del individuo que, además de crear la respuesta inmune, quedaría con características del virus insertas en el ADN.

Las de ARN mensajero

Las vacunas de ARN mensajero evitarían esto, los investigadores lo saben y por eso venían trabajando en este mecanismo desde hace décadas. De hecho, fue gracias a ese bagaje histórico-científico, que fue sencillo y ágil el diseño en tiempo récord de la vacuna contra covid-19 (Pfizer y Moderna utilizan ARN mensajero en sus biológicos).

Hasta la fecha, ninguna de las desarrolladas contra VIH (de ARN mensajero) había sido aprobada para estudio en humanos. “La búsqueda ha sido larga y desafiante”, expresa Mark Feinberg, presidente y director ejecutivo de IAVI en el comunicado oficial de la noticia, “contar con nuevas herramientas en términos de inmunógenos y plataformas podría ser clave para lograr un progreso rápido hacia una vacuna eficaz. Se necesita con urgencia”.

Aunque en la actualidad se trata de una infección crónica tratable (los pacientes pueden llevar una vida larga y saludable a través de la toma de ciertos medicamentos de terapia antirretroviral), de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el VIH sigue siendo uno de los mayores problemas de salud pública a nivel mundial, que ha cobrado más de 36 millones de vidas.

Las vacunas de ARN mensajero suponen mayor eficiencia y seguridad, apunta Carlos Javier Alméciga Díaz, PhD en Ciencias Biológicas y director del Instituto de Errores Innatos del Metabolismo de la Pontificia Universidad Javeriana.

Lo primero se debe, entre otras cosas, a que el ARN ingresa rápidamente a la célula y sin dilaciones codifica las proteínas que activarán al sistema inmune. Lo segundo tiene qué ver con que esa información que se adiciona a la célula desaparece, por lo que hay garantía de que no se integrará al material genético. Si se integrara, agrega Alméciga, “sería como estar respondiendo a la vacuna de por vida, algo que no es necesario, la vacuna debe hacer su función de manera eficiente y ‘desaparecer’”.

Cómo funciona exactamente

La vacuna que empezó a ser probada este año consiste en nanopartículas lipídicas que contienen en su interior la información de dos proteínas virales principales: la env (que hace parte de la superficie del VIH) y la gag (que hace parte del VIH de simios) necesaria para que funcione el ensamblaje.

Cuando estas nanopartículas con la información genética entran a las células, el ARN mensajero se traduce en las proteínas, dando paso a partículas no infectivas que, sin embargo, logran estimular la respuesta del sistema inmune.

A modo de ilustración, recuerde que las vacunas del SARS-CoV-2 siguen funcionando pese a las variantes del virus porque están basadas en una proteína que permanece constante: la de la espícula, aquella que se une a la célula. En el VIH esta proteína es equiparable con la env.

En definitiva, el objetivo final es inducir anticuerpos ampliamente neutralizantes que, se ha comprobado, logran reconocer muchas variantes del virus y bloquear su entrada a las células sanas. Anticuerpos que además están relacionados con la inmunidad natural que tienen algunas personas ante la infección.

¿Qué tanta esperanza hay?

Otras casa farmacéuticas están empeñadas también en lograr avances en este sentido. Janssen, por ejemplo, está desarrollando una vacuna que utiliza un adenovirus como vehículo (no partículas lipídicas) para la generación de otras respuestas inmunes (las hay de anticuerpos no neutralizantes, células T o una combinación de ambas).

Sin embargo, los anticuerpos ampliamente neutralizantes (los que busca generar la vacuna de ARN mensajero) siguen siendo los de mayor predilección por los científicos, tanto así que se ha estudiado la posibilidad de realizar una “inmunización pasiva”, que implicaría que en lugar de motivar al organismo a producir los anticuerpos con una vacuna, estos serían insertados directamente en el cuerpo.

La realidad es que las respuestas inmunes son difíciles de controlar, “suceden naturalmente, además el VIH es un virus muy complejo que debe ser atacado desde distintos puntos”, complementa Alméciga.

En este sentido, la docente Rugeles señala que encontrar al menos una vacuna que evite el desarrollo de enfermedad grave (como las que existen ahora para covid-19) sería muy significativo, “sobre todo porque es una infección con la que la gran mayoría de los individuos, cuando no reciben tratamiento, evoluciona hacia sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)”.

Ambos expertos coinciden en que solo el tiempo dirá si este mecanismo (ARN mensajero) será la mejor estrategia, o si lo será uno distinto como el de vectores virales. Por ahora, ante la ausencia de una vacuna preventiva (que evite 100 % la infección), una que haga que el virus evolucione más lento o no evolucione a sida sería fundamental.

2,78
millones de niños y adolescentes vivían con VIH en 2020, según Unicef.
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