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¿Por qué cree que el coronavirus le da a otros y no a usted?

Los humanos no son completamente racionales, es una adaptación evolutiva. Usted tiende a confirmar información en la que cree o a tomar decisiones rápidas. Entienda por qué.

14 de julio de 2020
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Me levanto de la cama o aplazo el despertador escandaloso y duermo cinco minutos más. Y qué tal si no me baño temprano. O, mejor me ducho y me pongo una buena camisa, quizás mi jefe me hace encender la cámara... Qué decir del desayuno, hoy sí me tomo ese café sin azúcar. Y, ¿el periódico? Si llegó hasta este punto del texto, fue porque usted quiso abrirlo y arrancar el día bien informado. Por cierto, gracias por esa elección, una de las tantas decisiones, grandes y pequeñas, que toma su cerebro a diario. ¿Cómo logra este órgano lidiar con semejante tarea? Pues toma atajos.

No se trata de pereza, son los llamados sesgos cognitivos. Por eso, tal vez en una conversación acalorada le habrán dicho que se quite ese sesgo, como cuando salió a la calle porque usted tiene 40 años, con la idea de que la covid-19 solo acaba con la vida de adultos mayores. Y ante el reclamo, algunos creerán que es un problema de algunos, que su mente no les juega a ellos malas pasadas. Se equivocan. A todos les ocurre: los médicos, los políticos, los psicólogos, usted, yo.

Estos atajos mentales (como el efecto halo, una tendencia que hace que las impresiones y opiniones sobre ciertas características de un sujeto u objeto dependan su atractivo físico) pueden ayudarlo a sobrevivir y, también, a nublar su mente. Se deben a la necesidad de tomar elecciones rápidas. Como cuando el hombre primitivo estaba en la sabana y se aparecía una sombra de un gigante. Antes de saber si era un depredador corría. No podía darse el lujo de esperar a verlo de cerca.

Y es que a la hora de adaptarse al entorno, el cerebro (no solo el de los humanos, aclara la investigadora Helena Matute de la Universidad de Deusto en una charla en el canal Naukas en Youtube) hace uso de atajos mentales sobre los que se apoya para entender la realidad que percibe. Son juicios intuitivos que se basan en un conocimiento parcial, en la experiencia o en suposiciones que permiten ser más ágiles y que, por tanto, pueden ser útiles a la hora de tomar una decisión.

Estos procesos mentales ayudan a darle orden a la información que se recibe y no deben confundirse con los prejuicios sociales, en los que se es consciente de emitir un juicio previo sin argumentos suficientes para sostenerlo. Los sesgos son involuntarios, rápidos, inconscientes y condicionan sin que se dé cuenta, explica León Arango, psicólogo de la Universidad CES. Eso sí, aclara que los prejuicios sociales son el resultado de una suma de sesgos.

Lo que en algunas ocasiones lleva a tomar decisiones rápidas e incluso acertadas, pero en otras y bajo el lente del miedo, el exceso de ansiedad, las enseñanzas de la cultura, las interacciones sociales y el comportamiento, pueden ser nefastas.

La cultura japonesa de saludarse con una venia y no de beso como la latinoamericana, es en parte a lo que se atribuye que tengan baja mortalidad por covid-19, dice el profesor de la Universidad Javeriana Wilson López, psicólogo social e investigador científico.

Así que surgen preguntas: ¿puede confiar siempre en su cerebro cuando utiliza estos recursos en épocas de pandemia?, ¿el desbocado día sin IVA se dio porque la gente no es educada o porque los colombianos no hacen caso? López responde no a estas preguntas. Un mensaje confuso como el que dio el gobierno colombiano incentivando a la gente a salir a comprar barato en medio de la cuarentena pudo provocar una respuesta confusa que no guardó relación con la situación en la que está el mundo (ver recuadro El presente está primero). “Si otros salen y no pasa nada, a mí no me va a pasar nada”, repite López que pudo ser la bandera de los que se atrevieron a conglomerarse en las tiendas a pesar de que se ha advertido que las multitudes en lugares cerrados son un gran riesgo de contraer el virus que produce la covid-19.

Ante promociones instantáneas es muy complejo sopesar el riesgo de contagios futuros. “Para mantenernos enfocados en la acción, favorece lo inmediato y cercano sobre lo lejano en el tiempo o distante. Valoramos más las cosas en el presente que en el futuro”, dice Buster Benson, quien fue líder de producto en la compañía Amazon y le apasiona pensar e investigar sobre los sesgos humanos, según cuenta en su blog en Medium. Esto lo llevó a escribir su primer libro ¿Por qué gritamos? El arte del desacuerdo productivo (Portfolio/Penguin, 2019).

López explica que puede haber más de 10 grupos de sesgos y muchas veces se combinan, no solo se es víctima o beneficiario de uno. Porque más que errores, son armas de doble filo (ver recuadros).

Ideas que dieron un Nobel

Las investigaciones alrededor de los atajos del cerebro y los errores a los que pueden llevar, así como sobre la toma de decisiones en momentos difíciles, le dieron un Nobel en economía al psicólogo israelí Daniel Kahneman en 2002, premio que hubiese compartido con su amigo y colega Amos Tversky si este no hubiese muerto en 1996. Ambos construyeron algunos de los trabajos que Kahneman compila en su libro Pensar rápido, pensar despacio (Debate, 2012).

Kahneman recuerda que los científicos sociales de la década de 1970 generalizaron dos ideas acerca de la naturaleza humana. La primera era que la gente es usualmente racional, y su pensamiento normalmente sano. Y la segunda, que emociones como el miedo, el afecto y el odio explican la mayoría de las situaciones en las que la gente se aleja de la racionalidad.

Un estudio publicado con Tversky en la revista Science desafiaba estas dos suposiciones. “Belief in the Law of Small Numbers” se publicó en 1971. En este explican cómo 84 participantes de la reunión anual de la Sociedad de psicólogos matemáticos y de la Asociación Americana de Psicología fueron entrevistados sobre la solidez de las estimaciones estadísticas y la replicabilidad de los resultados.

Tversky y Kahneman expusieron cómo el sesgo cognitivo que hace creer en una “Ley de los pequeños números” puede influir en la obtención de conclusiones en el mundo científico. Por ejemplo, si se trata de predecir los resultados de lanzar una moneda al aire, la proporción de caras y cruces que se esperaría será muy similar. Sin embargo, esto no es necesariamente así cuando el número de lanzamientos no es suficientemente grande. Aunque los psicólogos matemáticos que participaron en el estudio tenían la formación y capacidades para resolver correctamente las preguntas, la mayoría las contestaron erróneamente.

Estos trabajos documentaron de manera sistemática errores en el pensamiento de la gente normal y buscaron su origen en el diseño de la maquinaria de la cognición más que en la alteración del pensamiento por la emoción. El nuevo enfoque propuesto llevó a nuevas investigaciones en psicología y se extendió a otros ámbitos como la economía, el derecho, la sociología, la medicina o las ciencias políticas.

Los humanos no son tan racionales como les gusta creer sino que usa los atajos. Solo que también pueden llevar a juicios incorrectos como el de la moneda lanzada al aire. Es entonces cuando se producen estos sesgos que llevan a errores cognitivos que pueden hacer actuar de una forma irracional incluso a la persona más educada o a científicos bien entrenados.

Que se piense que los decretos que rodean el nuevo coronavirus en el país como el distanciamiento físico y la cuarentena son una estrategia del gobierno para controlar a las personas, así como el apoyo a muchas teorías de conspiración como que la Tierra es plana, no necesariamente es producto de la ignorancia, sino de estos sesgos combinados. Por ejemplo, en esa situación se suman tendencias de confirmación a la ilusión de serie (ver recuadro), que también ha estudiado y sobre el que López publicó una investigación con su colega francés Etienne Mullet.

En el trabajo, en la revista Social Indicators Research, López y sus pares encontraron que el 7 % de los políticos y ciudadanos colombianos entrevistados consideraban que un acto era corrupto o no, dependiendo del partido político de la persona cuestionada. La pregunta no fue directa, el psicólogo social le llama investigación por escenarios. En esta metodología se expone a los entrevistados a una gran cantidad de posibilidades que permiten inferir que varios de ellos consideraban que todo lo que hace su partido está bien, mientras que no es así si se juzga a personas del partido contrario. Así simplemente, sin más información.

Póngales una cámara

El cerebro representa entre el 2 y 3 % del peso del cuerpo y, sin embargo, gasta aproximadamente un 20 % de la energía. Se trata de un órgano bastante “costoso” que busca constantemente ahorrar energía evitando una carga cognitiva elevada, explica un artículo sobre este órgano publicado en 2018 en Britain, de la Universidad de Zaragoza, en España, un portal especializado en neurociencias.

Las complejas funciones cerebrales están diseñadas para ser eficientes por lo que cuando las cosas se sienten fáciles, también tienden a sentirse bastante bien. Por ejemplo, ¿se ha dado cuenta de que usted tiende a confirmar aquello en lo que cree?, pregunta el psicólogo López. Es más cómodo, más eficiente, que trastocar su forma de ver el mundo.

Ante un exceso de información, explica, “se tiende a focalizar la atención en aquello que confirma nuestras creencias y a ignorar aquello que nos lleva la contraria. Así, es posible que le de mucha más credibilidad a un medio de comunicación que esté alineado con su forma de pensar que a otro que sea contrario”. Es el sesgo de confirmación.

Pero no basta con conocerlos para evitar caer en ellos. Su cerebro seguirá haciendo uso –afortunadamente– de heurísticos o atajos mentales e, inevitablemente, algunas veces derivarán en errores que de forma no consciente también afectarán sus decisiones. A veces podrá reconocerlos, pero la mayoría de las veces no será capaz, sugiere Kahneman en su libro.

La recomendación final se la deja Alberto Ferrer, jefe del departamento de Psicología de la Universidad de Antioquia: para balancear la evidencia y aunque usted esté seguro de lo que piensa, siempre busque contradecirse. Si piensa que la situación a la que lo sometió la pandemia es insoportable, pregúntese, ¿qué puede retar eso? Sea escéptico con su mente. Busque revisar datos y hechos, no solo se quede con sus creencias. . n

*Los recuadros se basan en información del libro: ¿Por qué gritamos? El arte del desacuerdo productivo (Portfolio/Penguin, 2019) .

3 %
del peso del cuerpo lo ocupa el cerebro, que gasta el 20 % de la energía: Britain.
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