Los tiquetes de compra que se reciben del supermercado, la tienda, el datáfono o el cajero, pueden ser un veneno silencioso que esté afectando a las personas.
Un estudio dirigido por la Universidad de Granada (UGR) y publicado esta semana muestra que los recibos de compra de papel térmico (esos que se borran con el tiempo) tiene una sustancias asociada a este tipo de enfermedades.
Entre sus componentes está el bisfenol-A (BPA), un disruptor endocrino que altera el equilibrio hormonal en las personas.
Algunos trastornos identificados por científicos son las malformaciones genitourinarias, infertilidad, obesidad y cáncer en órganos dependientes de las hormonas, como el de mama.
“Muchas veces lo único que encuentras es un fino polvo blanco que se desprende al sacarlos de la billetera o los bolsillos. El BPA es, precisamente, ese polvo blanco que te mancha los dedos”, señala el catedrático de Medicina de la UGR Nicolás Olea, uno de los autores del trabajo.
El BPA ha sido incluido en la “Lista de sustancias altamente preocupantes” de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) por el peligro asociado a su exposición y contacto humano.