El padre Julio Jairo Ceballos, rector de la UPB, lo resume así: este es el momento de la r y la o, de la reinvención y de las oportunidades, de saber leerlas para enfrentar los desafíos, que en su concepto, deben considerarse a corto plazo, pues lo que “teníamos previsto desarrollar a unos cinco o diez años, lo tuvimos que hacer en un mes”.
Esta realidad la comparten otras instituciones de educación superior. Adecuarse desde lo tecnológico, cualificar a sus docentes en las nuevas herramientas, ajustar sus presupuestos, organizarse para seguir prestando servicios tan vitales como los de bienestar universitario y elaborar planes para priorizar la salud mental de su comunidad educativa, fueron algunos de sus primeros movimientos. El camino no ha sido fácil, pero ha dejado aprendizajes importantes.
El directivo de la UPB y el rector del ITM, Juan Guillermo Pérez, coinciden en la urgencia de cambios pedagógicos, didácticos y evaluativos.
La UPB hizo un refuerzo motivacional, ofreció descuentos en las matrículas e impulsó un programa de financiación. En el ITM prestaron a 360 estudiantes equipos del centro educativo y otros donados por la misma comunidad universitaria y entregaron mil planes de datos. Además, gracias a la Administración Municipal, unos 18.400 estudiantes de pregrado que no gozaban de beneficios económicos hoy acceden a matrícula cero.
En la Universidad de Antioquia, afirma su rector John Jairo Arboleda, más o menos la mitad de su comunidad estudiantil pertenece a los estratos 1 y 2. La solidaridad de la comunidad educativa sumada al apoyo de empresas privadas, les permitió llevar equipos, conectividad y hasta alimentos. Además anunciaron matrícula cero el próximo semestre para 33.810 estudiantes de Medellín y sus seccionales. “Esta universidad desde hace 18 años cobra cero pesos de matrícula a estratos 1 y 2 (...) Ahora, matrícula gratis para todos, pero con una salvedad: estamos enviando una carta a cada uno de nuestros estudiantes. Si desde el punto de vista ético o de consciencia, este nos dice que no la necesita, le hacemos el cobro, pero debe mediar una comunicación que nos diga que no hará uso del beneficio”, señala el rector.