*Invitada especial
Texto escrito por: Liney Giraldo, terapeuta sexual masculina, magíster en salud sexual e integrante de la comisión de políticas publicas del Colegio Colombiano de Psicólogos - Colpsic.
Desde hace 4 años me dedico a la atención terapéutica de hombres, en un campo que está lleno de prejuicios, sanciones y censuras. Si bien trabajar con mujeres víctimas de violencia sexual, acompañarlas en sus procesos, ha sido una experiencia maravillosa, gratificante y a la vez una experiencia sumamente dolorosa, cuando te adentras en el campo de la masculinidad, de los hombres te das cuenta que hay todo un mundo “desconocido” por descubrir, conocer, explorar y en el cual profundizar.
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Es por eso que quiero abordar la polémica que se ha generado esta semana sobre un tema que se ha vuelto muy mediático y aquí hago referencia al caso de la influencer Dailyn Montañez conocida como la tremenda y su esposo Jordán. Los cuales fueron al pódcast de Mariam Obregón y cómo en un momento donde se toca el tema de fantasías sexuales esta describe, como para llevar a cabo su “fantasía sexual” la manera en la que pone algo en su bebida donde él no está consciente, se cerciora de que efectivamente no lo esté y posteriormente procede a depilar sus partes íntimas, para llegar a la practica conocida como el beso negro.
Aspectos importantes a considerar y tener en cuenta
Homofobia: dentro de la conversación, Dailyn Montañez manifiesta que ya tenía conocimiento de que a su pareja no le gustaba esa práctica sexual, no le interesaban este tipo de prácticas y lo argumenta desde el miedo que muchos hombres experimentan a la homosexualidad (“por miedo a que le quede gustando”) y esto no es nuevo, muchos hombres heteroxuales no se atreven a vivir experiencias sexuales que implique la exploración anal por miedo a la “homosexualidad”, de hecho, hay muchas mujeres que tienen esta misma creencia.
Pero la orientación sexual, no se puede definir exclusivamente por la preferencia de una práctica sexual, sino que hay otros factores importantes que influyen en la determinación y construcción de la misma como lo es sentir una atracción emocional, romántica y sexual.
El estigma en torno a las prácticas sexuales anales puede deberse a una serie de factores, incluyendo la falta de educación sexual adecuada, los prejuicios arraigados sobre la homosexualidad y la idea errónea de que ciertas prácticas sexuales son exclusivas de las personas homosexuales.
En conclusión la idea de que tener prácticas sexuales anales es exclusivamente homosexual es un mito que se basa en una comprensión limitada de la sexualidad y de las relaciones humanas.
Normalización de la violencia: a pesar de que su pareja lo dice en el pódcast “ese día me sentí violado”, inmediatamente se puede evidenciar que es una acción que se minimiza, cuando estamos hablando de algo supremamente grave y que además tal como se relata la historia si se trató de una violación.
Existen ideas equivocadas y nocivas sobre la masculinidad, sobre lo que es ser hombre y cómo serlo, que sugieren que los hombres son seres hipersexuados, que siempre desean el contacto sexual y que siempre están dispuestos, lo que puede llevar a la creencia errónea de que los hombres no pueden ser víctimas de violencia sexual y que además no pueden cuestionar ninguna practica sexual.
Sumándole a lo anterior la banalización de la violencia sexual hacia los hombres también puede estar relacionada con el poder y la dominación en las relaciones sexuales.
En algunos contextos, se puede percibir que los hombres generalmente tienen el control y que no pueden ser víctimas de violencia sexual debido a su fuerza física o a normas sociales que impiden a los hombres permitirse ser vulnerables o admitir que necesitan ayuda.
Es importante tener claro que cualquier práctica que involucre al otro, independiente de que sea mi pareja o no, requiere consentimiento y también es claro que una persona que este en estado de embriaguez o más grave aun que este bajo efectos de algún fármaco sin importar cual sea su género, no cuenta con capacidad de decisión, y se encuentra totalmente vulnerable, por lo tanto, accederla en este estado es una conducta absolutamente reprochable que atenta a su dignidad, humanidad y que además es un delito (que puede acarrear hasta 20 años de cárcel).