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Los mitos y verdades del sida que les da a los gatos

Los gatos positivos a esta enfermedad que ataca el sistema inmune, conocida comúnmente como sida felino, también pueden tener una vida larga y saludable.

  • El VIF puede dar pie a enfermedades del sistema inmune y baja de defensas, ocasionando enfermedades secundarias en el sistema respiratorio o digestivo, todo depende de cómo su cuerpo se enfrenta a la enfermedad. FOTO SStock
    El VIF puede dar pie a enfermedades del sistema inmune y baja de defensas, ocasionando enfermedades secundarias en el sistema respiratorio o digestivo, todo depende de cómo su cuerpo se enfrenta a la enfermedad. FOTO SStock
21 de enero de 2024
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Muchos dicen que los gatos que padecen sida felino no pueden estar en contacto con los que no, que de acariciarlos hay que salir corriendo a lavarse las manos, que también padecen leucemia, que viven pocos años, o que la enfermedad no tiene cura, pero ¿es cierto todo eso?.

Más o menos. Para empezar, cabe aclarar que el virus de la inmunodeficiencia felina (VIF) es un virus ARN que se parece un poco al virus que causa el VIH en los seres humanos, de ahí que la gente del común lo haya rebautizado como “sida felino”, y que alrededor de él bailen un montón de mitos.

Sin embargo, el VIF es específico de la especie, por lo que el ser humano no se somete a ningún riesgo al convivir con un gato que esté diagnosticado con esta enfermedad crónica y contagiosa “que afecta principalmente a los linfocitos del animal, alterando su función y disminuyendo la eficacia de su sistema inmunológico, por lo que los gatos enfermos son más propensos a desarrollar infecciones bacterianas y/o virales”, explica MSD Salud Animal Colombia.

¿Y cómo se transmite?

Según Gerardo Vera Borja, médico veterinario del Hospital Veterinario Banfield, “el contagio se da principalmente a través de peleas, siendo más específicos, por medio de la mordida de un gato afectado a un gato sano, ya que de esa forma, el primero introduce el virus, presente en su saliva, en el torrente sanguíneo del segundo”.

Pero, ¿y si el virus está presente en la saliva cómo es que no se transmite además por medio de acicalamientos por ejemplo, o al compartir areneros, comederos y bebederos como suele sugerirse erróneamente? Hay dos razones puntuales.

La primera tiene que ver con que el virus es muy frágil y no vive mucho tiempo una vez está fuera del organismo, argumenta la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA), es decir, el virus se destruye en cuestión de segundos por la exposición a la luz, al calor y a los detergentes básicos, aunque por lo general, ya estará muerto cuando se limpie con ellos.

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La segunda es que “la membrana mucosa forma una barrera bastante eficaz contra el virus, por lo que, incluso si algunos virus entrasen en la boca del gato, es muy improbable que crucen esa membrana ya que probablemente muera dentro del estómago. Se ha sugerido que para que el virus realmente infecte al gato cuando entra por la boca, es necesario que haya una cantidad diez mil veces mayor del virus presente”, detalla la FAADA.

Esta teoría se confirma en un estudio publicado en el 2014 en The Veterinary Journal, a cargo de Annette Litster, del Colegio de Medicina Veterinaria de la Universidad Purdue (USA), el cual concluyó que los gatos nacidos de una madre positiva a VIF muy pocas veces están infectados, por un lado, porque en el útero están protegidos por la placenta, y por el otro, porque pese a estar expuestos al virus presente en la leche materna, la membrana mucosa les previene de la transmisión.

Síntomas

Aunque los gatos con VIF no muestran una signología específica, hay varios indicadores que se asocian a la enfermedad, y “clásicamente se reconocen tres etapas en la infección”, expone MSD Salud Animal Colombia.

- Fase de infección primaria: aquí el gato contrae el virus y se produce la viremia, que puede variar de semanas a meses, y los síntomas son variados: malestar, anorexia, diarrea, fiebre y linfadenomegalia.

- Fase asintomática: aquí, por el contrario, el gato aunque ha sido infectado, detiene el virus y no presenta síntomas. Esta etapa puede durar meses e incluso años.

- Fase clínica o secundaria: “en esta etapa terminal ocurren las infecciones secundarias debido a la deficiencia en las células de defensa (linfocitos T). En este periodo, los signos clínicos son más evidentes y dependen de la patología secundaria que adquirió el animal”.

Tratamientos

En la actualidad no existen tratamientos para eliminar el VIF, existen tratamientos que se enfocan en las consecuencias que va provocando el virus, con la finalidad de darle la mejor calidad de vida posible a los pacientes.

En ese mismo sentido, dice Vera Borja, como la signología se manifiesta en los estados avanzados del virus, las revisiones médicas periódicas y la prevención son imprescindibles. “La única forma de saber si nuestros gatitos tienen VIF es a través de la realización de una prueba en sangre que se recomienda se haga una vez al año. También se sugiere que a todo gatito nuevo que ingrese al hogar se le realice una prueba de detección para tomar un plan de acción”.

Otra forma de prevención es la esterilización para evitar las peleas territoriales; la prohibición de la salida del animal de compañía a la calle, para evitar enfrentamientos con los gatos callejeros; y la asesoría de un médico veterinario para tener claridad sobre el tema y tomar las decisiones adecuadas al respecto.

¿Qué es verdad y qué no sobre el VIF?

- Inmunodeficiencia felina y leucemia felina son la misma enfermedad. Mito. Aunque ambas atacan al sistema inmune, son diferentes.

- El VIF se contagia a los humanos. Mito. No se contagia ni a las aves, ni a los perros, ni a las ovejas, es una enfermedad exclusiva de los gatos.

- El VIF se contagia fácilmente entre gatos. Mito. Múltiples estudios demuestran que se requiere que la saliva del animal positivo tenga contacto directo con el torrente sanguíneo del gato negativo para que se produzca el contagio. Así que si el gato es peleón, Verdad.

- Un gato positivo a VIF tiene que estar alejado de los demás gatos. Mito, según la FAADA: “Gatos positivos FIV pueden convivir en comunidad con los gatos no positivos FIV con muy poco riesgo de que el virus sea transmitido entre ellos, a menos que el gato sea un peleón y le dé un mordisco serio al otro gato, lo cual es raro en los gatos domésticos que han sido introducidos adecuadamente”.

- Un gato con VIF vive muy pocos años. Mito. Se conocen casos en los que gatos positivos a esta enfermedad han vivido por 10 años o más, todo depende de cómo reaccione su sistema inmune ante ella.

- No existe cura o vacuna preventiva para el VIF. Verdad. Pero, incluso con la enfermedad los gatos pueden tener una vida larga y saludable.

- El VIF se contagia en los gatos y en las hembras por igual. Mito. “La conducta exploradora típica de los gatos machos, y la tendencia a tener peleas, les aumenta el riesgo de contraer la enfermedad”, explica MSD Salud Animal.

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