Una niña de 10 años llamada Paige, en California, Estados Unidos, extrañaba mucho a sus abuelos en este momento de aislamiento. Para poder abrazarlos se le ocurrió fabricar una especie de puerta de plástico transparente en la que pudiera hacerlo sin tener contacto con ellos ni exponerlos.
Paige no fue la primera con esa idea, pero sí fue viral, y su puerta transparente con mangas fue registrada en varios medios internacionales como la CBS, Good Morning America y el Daily Mail, dando pie a que otros como Andrew Cauvin en Reino Unido hicieran algo similar, pero a manera de cortina, un plástico transparente en la que su abuela mete las dos manos en una especie de guantes gigantes y él hace lo mismo en dirección contraria para así fundirse en un abrazo, ese que lleva tanto rato atrasado.
Eso es lo que Carlos Alberto Cano Gutiérrez, director del Instituto de Envejecimiento de la Universidad Javeriana, describe como un acto de ingenio y creatividad y es lo que debe primar ahora en la relación entre nietos y abuelos: muchos no se pueden ver por las cuidados contra el nuevo coronavirus. Los mayores son la población más vulnerable ante la pandemia, según la Organización Mundial de la Salud. “La covid-19 es una enfermedad respiratoria aguda causada por un nuevo coronavirus humano que provoca una mayor mortalidad en mayores de 60 años”. Y aunque puede haber abuelos más jóvenes, la idea es cuidarlos.
Un vínculo importante
Cano detalla que en la cultura nacional y en especial en esta región, la relación abuelos y nietos es relevante, “en esas interacciones de las familias y en la cultura antioqueña –en la que es tan claro ese liderazgo de los abuelos y cómo han tenido un papel protagónico– lo que se nota es que han sido juiciosos en cuidarlos”.
Aún así, hay algunos que están teniendo secuelas por cuenta del aislamiento ya que o son familias grandes que han dejado de reunirse o son adultos que viven solos o en pareja y no pueden recibir visitas, “y ahí es el núcleo el que debe procurar que esto sea lo menos duro posible”, detalla el especialista.
La psicoterapeuta Mónica Sierra Riveros comenta que “no es fácil no tener la visita de los nietos ni poder salir, entonces que entiendan el por qué es necesaria la distancia física para evitar el contagio”.
Creatividad, la clave
Ese alejamiento no es sinónimo de olvido. El especialista de la Javeriana insiste en que “hay muchas posibilidades. El aislamiento no quiere decir que los nietos e hijos no estén pendientes de los abuelos o padres, o que no puedan hablarles por el celular. Hay familias numerosas en la que sobrinos, hijos, tíos y hasta más se ponen turnos para hablar todos los días con ellos para que no se sientan solos”.
La psicoterapeuta Mónica Sierra Riveros explica la importancia de estar pendientes de ellos con el término neurofeedback, la forma en que el contexto emocional en el que se está genera consecuencias en la salud. “Un ambiente de soledad es lo que más impacta el sistema inmunológico, entonces los abuelos, que tienen apegos y para quienes es importante sentirse especiales o protectores, es recomendable llamarlos a menudo, ayudarlos a mantener el optimismo, decirles cosas bonitas”.
El valor de la compañía
Cano evidencia secuelas. “Es que se abren las posibilidades de sentir depresión y trastornos de ansiedad” e insiste que por ello es tan importante la compañía, así sea virtual. “Nosotros manejamos pacientes con Alzheimer que iban a un centro guía. Ellos no usan la tecnología, pero sus nietos los han logrado conectar con sus terapeutas y es evidente la felicidad que experimentan, no ven la hora de que les prendan el tv y el celular, eso es un acercamiento afectivo que les ayuda”.
Otra forma de unirse es ayudarlos con las rutinas de ejercicios. Johan Sebastián Morales, docente del programa en Entrenamiento Deportivo de Areandina, sugiere acompañar si no se puede física, virtualmente, y que el nieto pueda armarle 20 minutos de entrenamiento para que no estén quietos, “tan simple como usar un palo de escoba y que lo mueva con los brazos estirados arriba y abajo; que con este se sostengan para levantar rodilla según la capacidad y elasticidad. No olvidar la hidratación y que pongan la música que les guste”.
Cano concluye que si notan un cambio notorio, de ser muy habladores a estar callados, que se altere su apetito o el ritmo del sueño hay que actuar, “que puedan entender que esta situación no es definitiva sino transitoria”. De todas maneras la consulta con un especialista es recomendada si se notan cambios muy extremos.