Su rostro fue visto por miles de colombianos durante 20 años. Lo llevaron el bolsillo, lo tocaron, pagaron con él: estaba en el billete de 20.000 pesos que se usó desde diciembre de 1996 hasta 2016.
Sin embargo, pocos saben quién fue Julio Garavito Armero, el personaje que le da nombre a un conjunto de cinco cráteres lunares del hemisferio que nunca se ve desde la Tierra, dice Miguel Valbueno, líder de astronomía del Planetario de Bogotá. Hoy se cumplen 100 años de su muerte a causa de una enfermedad que reaparece por estos días, la tuberculosis.
Al menos dos nombres sonaron cuando la Unión Astronómica Internacional (UAI) –la sociedad de astrónomos que es la única que tiene autoridad para nombrar objetos celestes– solicitó al Observatorio Astronómico, organismo con el cual Colombia adhiere a la Unión Astronómica Internacional en 1967, destacar a algunos de sus científicos en el proceso de nomenclatura de los accidentes y detalles que ya se iban conociendo del lado opuesto de la Luna.
Fue en 1970, y los opcionados eran considerados algunos de los últimos sabios de la región: Francisco José de Caldas y Julio Garavito Armero.
Las relaciones de Caldas con asuntos militares le impidieron ser el elegido para este reconocimiento, cuenta el divulgador científico y exdirector del Planetario de Medellín Gabriel Jaime Gómez Carder. “El hecho de que Caldas no hubiese sido recibido por la UAI se debió a su incursión en el campo independentista del país. Caldas tuvo poca suerte en cuanto a la promoción astronómica, vale la pena recordar que algunos de sus méritos científicos fueron atribuidos a Alexander von Humboldt”.
Aunque, agrega Gómez, la inmortalidad que denota la inscripción en el satélite natural del planeta, en esos cinco cráteres, fue bien merecida por Garavito. Sus trabajos sobre la luna fueron citados por Dirk Brouwer y Gerald M. Clemence en “Métodos para la mecánica celeste” en 1961.