La figura vale: es como un arroyo en el cual el agua sigue el mismo cauce. Así, hacia los cielos del sur, existe un río de estrellas.
Son cerca de 4.000 (aunque solo se ven directamente unas 200) que siguen un sendero por el espacio.
Estrellas que nacieron en un cúmulo, con el mismo material de gas y polvo, y que por las interacciones con la Vía Láctea se desintegraron y sus miembros viajan siguiendo una trayectoria común.
El descubrimiento fue realizado por astrónomos de la Universidad de Viena usando información del satélite Gaia que estudia millones de estrellas en la galaxia.
Sus hallazgos fueron publicados el 15 de febrero en el journal Astronomy & Astrophysicis.
Un largo recorrido
Estas nacieron hace cerca de 1.000 millones de años, tiempo durante el cual han dado cuatro vueltas al centro de la galaxia.
Es un arroyo estelar relativamente cercano, a solo 326 años luz.
Stefan Meingast, uno de los descubridores, explicó que “la mayoría de los cúmulos estelares en el disco galáctico se dispersan pronto tras su nacimiento porque no contienen suficientes estrellas que creen una fuerza gravitacional para mantenerse unidas”.
El científico aclaró que en nuestro vecindario existen sin embargo unos pocos cúmulos con masa suficiente para permanecer unidos durante cientos de millones de años.
El río estelar cubre buena parte del cielo del sur. Joao Alvez, coautor, comentó que ha sido así durante mucho tiempo, pese a lo cual apenas ahora se descubre. “Hallar (estas) cosas tan cerca a casa es muy útil, no son tan tenues ni borrosas para una exploración futura”.
“Por las limitaciones de Gaia las observaciones seleccionadas contienen unas 200 fuentes. Una extrapolación más allá de esos límites sugiere que la corriente debe tener al menos 4.000 estrellas, siendo entonces más masiva que la mayoría de los cúmulos conocidos en el vecindario solar”, expresaron los autores en un comunicado.
Pero, ¿qué utilidad puede derivarse del hallazgo?
El sistema, en opinión de este grupo de astrónomos, se puede emplear como una prueba de gravedad para medir la masa de la galaxia. Además su seguimiento ayudaría a entender cómo se forman las estrellas en las galaxias y chequear el campo gravitacional de la Vía Láctea.
Dada además la cercanía, este río de estrellas puede ser un buen objetivo para las misiones que buscan planetas extrasolares.
De paso, se conocen más los vecinos del Sol.