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De Colombia a Marte: la empresa paisa que comenzó deshidratando un huevo y hoy está a un pelo de alimentar astronautas

Esta empresa de base tecnológica combate varias problemáticas al mismo tiempo: el hambre, la obesidad y el cáncer. Aquí, su historia.

  • Mauricio Vargas, CEO de Alsec. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
    Mauricio Vargas, CEO de Alsec. FOTO MANUEL SALDARRIAGA
  • De Colombia a Marte: la empresa paisa que comenzó deshidratando un huevo y hoy está a un pelo de alimentar astronautas
  • De Colombia a Marte: la empresa paisa que comenzó deshidratando un huevo y hoy está a un pelo de alimentar astronautas
Luz María Sierra

Directora de EL COLOMBIANO.

hace 3 horas
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Cuenta Mauricio Vargas, CEO de Alsec, que hubo dos momentos claves en su vida que lo inspiraron a crear esta empresa. El primero fue su paso por el seminario, en una época en la que aspiró a ser sacerdote, y donde conoció a fondo el problema de hambre tan severo que tenía Colombia. El segundo, cuando estudió Ingeniería Mecánica, ya que allí conoció a Javier Amórtegui, con quien le dio forma a un proyecto con propósito: crear alimentos que, gracias a la ciencia, la tecnología y la innovación, transforman vidas. Esta es la historia de Alsec, empresa invitada a esta nueva entrega de ¿Qué me funcionó?, serie creada por EL COLOMBIANO y Ruta N para destacar el movimiento emprendedor en Medellín y la región.

¿Cómo hicieron para que este emprendimiento se convirtiera en una empresa? ¿Qué les funcionó?

“Todo se resume en nuestro propósito: crear alimentos que transforman vidas con ingredientes para contribuir al mundo. Alsec es una compañía de base tecnológica que trabaja en grandes problemáticas: la obesidad, el hambre y el cáncer. Es paradójico, porque mientras tenemos millones de personas con obesidad, al otro lado de la moneda tenemos millones de personas con hambre. Yo tengo una frase que dice ‘el propósito conspira mucho antes de que lo conoces. Hay cosas que van pasando y que no comprendes en ese instante, pero que después de un tiempo descubres que son interesantes. Yo tuve que pasar por el seminario para conocer la problemática que teníamos de hambre tan severa en el país. Y tuve que pasar por la universidad como ingeniero mecánico para conocer a mi socio, Javier Amórtegui, y empezar a trabajar juntos en un proyecto, que tuviera un propósito”.

¿Y cómo empezaron el emprendimiento? ¿Cómo pensaron en qué iban a hacer?

“El emprendimiento fue una sumatoria de muchas ideas y de cosas que fueron pasando en la vida que después se conectan. Recuerdo que, antes de que fuéramos socios, cuando estábamos estudiando Ingeniería Mecánica en la Universidad Pontificia Bolivariana, Javier se enfermó y fui a visitarlo a la clínica, y le pregunté por qué estaba enfermo. Y allí empezó una conversación y empezamos a crear juntos Alsec, al descubrir que queríamos innovar en alimentos. El nombre Alsec viene de alimentos secos. Una de nuestras tecnologías es secado por atomización (spray dry), es coger cualquier producto líquido y llevarlo a polvo: huevo, yogur, agua, cerveza”.

¿Qué tiene qué ver el hambre con el emprendimiento?

“Es paradójico que mientras tenemos millones de personas con hambre, votamos millones de toneladas de alimentos. Un ejemplo: para hacer un

quesito, necesitas leche. Precipitas la proteína y el 85% de la leche se convierte en suero, que luego se bota. O lo botaban, hasta que llegamos nosotros. Si ese suero no se dispone bien, imagínese: un litro de suero contamina mil litros de agua. Pero otra paradoja: ese mismo suero tiene la proteína de mayor absorción que hay en el planeta (whey), que es la que venden en tarros para deportistas o que se utiliza para pacientes en UCI y en adultos mayores para que ganen masa muscular”.

¿Entonces cómo le dieron forma a esa idea como negocio?

“Es un ciclo muy bonito. En Colombia tenemos más de 500 mil niños en inseguridad alimentaria, de los cuales 17 mil se encuentran en desnutrición aguda y crónica. Pero tenemos otro problema: dos de cada tres campesinos han migrado a las ciudades porque no hallaron valor en el campo. Y uno más: el impacto ambiental. Entonces es todo un círculo no virtuoso que con ciencia, tecnología e innovación puede cambiar totalmente. No les decimos a las queseras que nos regalen el suero, se los compramos impactando hasta el momento en dos puntos de su ebitda en el PyG (...) El concepto cambia por completo, porque ya lo que era aparentemente basura se convierte en un producto que impacta en las finanzas de las empresas, pero nosotros con nanotecnología, nanofiltración, ultrafiltración y ósmosis inversa podemos separar todas las moléculas de ese suero, sacar de ahí la proteína y con esta hacer alimentos”.

Cuando ustedes empezaron, ¿esto de la proteína en polvo ya era muy común o apenas estaba arrancando?

“En Colombia, toda la proteína que se utiliza en nuestro sistema de alimentación es importada. No tenemos seguridad alimentaria. En Alsec somos la primera planta de producción de proteína con innovación y propósito, porque este es nuestra guía. El problema es el hambre y el mismo problema tiene la solución. Nosotros veíamos que en el país no hay una buena alimentación, que los niños se mueren de hambre, pero por el otro lado botamos millones de toneladas de alimentos. ¿Cómo hago que estos alimentos, por intermedio de ciencia, tecnología e innovación, se conviertan en una oportunidad para todos? ¿Cómo lo volvemos innovación y cómo nutrimos e impactamos al campo, al medioambiente, pero también a la nutrición de las personas?”.

“Cuando vas a crear algo, tienes que salirte de la caja y hacer algo diferente”.
De Colombia a Marte: la empresa paisa que comenzó deshidratando un huevo y hoy está a un pelo de alimentar astronautas

¿Y cómo fue ese arranque? ¿Con qué capital comenzaron?

“Lo hicimos con muchas ganas, pero con poco desde lo material. El primer equipo que montamos, como buenos ingenieros, fue con una partecita de acá, otra de acá, un ventilador que nos sobraba y así armamos nuestra primera planta. Hoy contamos con 17 patentes, porque hemos inventado nuestra propia tecnología. El primer producto que sacamos fue huevo en polvo...”.

... ¿Y eso sí tiene salida?

“Claro. Nos ganamos un premio con la Organización de Estados Americanos (OEA) y trabajamos con la Nasa en un desarrollo que hicimos de alimentos para astronautas, para el viaje que se va a hacer en 2030 de la Tierra hasta Marte. También nos presentamos a una convocatoria que sacó Elon Musk, y recuerdo que cuando le conté al equipo me dijeron ´¿cómo, jefe?, ¿estamos locos o qué?’ (...) Todo ha sido un proceso. Porque también me ha parecido que muchas veces subestimamos las capacidades que tenemos en Medellín, pero cuando la gente sale a otras partes se da cuenta de que sí somos capaces de hacer esto y más. Donde pongas tu creer está el poder”.

¿Qué le ofrecieron a la Nasa? ¿Cómo fue ese contacto?

“Es un programa que se llama Deep Space Food Challenge. Quisimos presentarnos con un trabajo de impresión de alimentos en 3D: hemos impreso diferentes productos, como queso o remolacha. Es una tecnología exponencial en la que imprimes literalmente el alimento en la forma en que quieres. Lo puedes hacer mayoritariamente con moléculas. Puedes meter las moléculas de un pan, de un brownie o de un huevo. Entonces le propusimos a la Nasa lo siguiente: a uno le pueden gustar mucho los fríjoles, pero imagínate comerlos todos los días seguidos por tres años. Ya no sería tan bueno. La misión a Marte durará tres años, y la ventaja es que la comida en polvo no se daña, la cual era una de las condiciones que debía tener el producto que presentamos, para asegurar una buena nutrición en los astronautas. Entonces teníamos que presentar algo con moléculas muy puras, pero además que impactará psicológicamente en ese ser humano.

¿Cómo así psicológicamente?

Pues imagínate, en el día 933 de la misión, se levanta el astronauta, se estira, mira por la claraboya, ve el puntico azul que es la Tierra y dice ‘uy, qué rico un browniecito, una tortica’. Paso seguido, va a una máquina de impresión 3D, coge un cartucho que tiene las moléculas del brownie y lo tiene en segundos. Pero no solo eso. Todos vamos a estar pendientes de quién va a tocar suelo marciano, y le vamos a escribir por las redes sociales y compartirle nuestra admiración. Para eso, le presentamos a la Nasa una alternativa con inteligencia artificial que capturara todas las palabras que tenían convergencia, en este caso ‘te admiro’, y con eso el astronauta manda a imprimirlas en su brownie. Será tal vez el más poderoso brownie creado por el mayor número de personas. Pero tal vez al otro día el astronauta se levante y quiera imprimir el mensaje que le mandaron sus familiares. Eso fue lo que más le gustó a la Nasa y por eso nos escogieron como una de las empresas”.

De Colombia a Marte: la empresa paisa que comenzó deshidratando un huevo y hoy está a un pelo de alimentar astronautas

Eso en cuanto a la Nasa, pero ustedes también impactan a poblaciones más vulnerables, ¿cómo es eso?

“Hoy estamos convirtiendo omega 3 en polvo, que es utilizado en Programas de Alimentación Escolar (PAE), lo cual es importantísimo para el desarrollo cerebral de los niños. Lo hacemos con una técnica de microencapsulación, mediante la cual extraemos este lípido del pescado, lo atrapamos en una pared encapsulante para protegerlo y que pueda ir en la leche en polvo que los niños toman. Nuestra geografía montañosa muchas veces no nos facilita el acceso al pescado, entonces con este desarrollo podemos introducir el omega 3 en la bienestarina, que antes no lo tenía. Son más de dos millones de niños beneficiados”.

¿Cuántas personas trabajan en Alsec?

“Somos alrededor de 180 personas. Tenemos tres plantas de producción, una de ellas donde procesamos el suero, en Llanos de Cuivá, donde llevamos más de 11 millones de litros de suero recuperados, que se iban a perder. Eso es una proteína que ya se está consumiendo en muchos lugares de Colombia”.

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