Crece la controversia por las versiones cruzadas entre el jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia, almirante (r) Álvaro Echandía, y el ex director del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía General de la Nación, Julián Quintana, sobre los nunca aclarados hechos cometidos por unos hackers en la campaña presidencial de Óscar Iván Zuluaga, en 2014.
En esa ocasión, en pleno final de la campaña presidencial, los días previos a la primera vuelta, el entonces fiscal Eduardo Montealegre hizo todo un despliegue mediático-judicial, con estridentes declaraciones previas anticipando un gran escándalo, que al final condujo a lo que se presentó ante la opinión pública como las maniobras urdidas por la campaña presidencial del Centro Democrático para interceptar las comunicaciones de los diálogos de paz con las Farc en La Habana.
El escándalo, efectivamente, fue mayúsculo, y no ayudó en su momento a aclarar las cosas la mescolanza de acusaciones, ni tampoco las confusas explicaciones de la campaña involucrada y sus asesores. Y mucho menos, desde la otra orilla, la toma de partido del fiscal general Montealegre, que lejos de desempeñar su labor investigadora asumió la de promotor de una de las versiones que afectaban a la campaña de la oposición.
Ahora uno de los funcionarios de más alto rango de esa Fiscalía y de mayor confianza de Montealegre y del vicefiscal Jorge Fernando Perdomo, asegura que la denuncia anónima que activó el operativo contra el grupo de hackers y contra una de las oficinas de la campaña de Zuluaga, fue en realidad preparada por la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) que maneja el almirante (r) Álvaro Echandía.
Echandía, jefe de la entidad de inteligencia estatal que remplazó el liquidado DAS desmiente las afirmaciones del exfiscal Quintana. Reconoce que lo citó en su casa y habló con él, pero no para presionarlo a que omitiera datos en su declaración ante la Corte Suprema de Justicia, sino para hablar de sus problemas de seguridad. Quintana, por su parte, trinó que “espero seguir vivo para contar la verdad”.
Estamos ante una trama donde todo lo que subyace es oscuro y que involucra a dos personas que tienen o han tenido el manejo de investigaciones muy sensibles, unas judiciales y otras de inteligencia, y que por lo tanto tienen que reservarse más revelaciones que las que pueden contar, así sea en estrados judiciales.
El hecho es que el presidente del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, su hijo David y el asesor de la campaña Luis Alfonso Hoyos tienen procesos penales en contra por la actividad de los hackers. El excandidato siempre ha dicho haber sido víctima de un montaje con el fin de frustrar su llegada a la Presidencia.
Por otro lado, la pregunta inevitable es si la Dirección Nacional de Inteligencia continuó usando los métodos que llevaron a liquidar al ente que la antecedió, el DAS, que torció su finalidad institucional de hacer inteligencia para combatir el delito para pasar a cometer delitos con omisión total de amparo legal.
Las explicaciones del almirante Echandía suenan endebles y hacen ver que presume ingenuidad en los colombianos. Corresponderá a la justicia, no obstante, y eso si decide abordar este escabroso asunto con seriedad y celeridad, determinar los alcances de la actividad de los famosos hackers y aclarar si dicha operación correspondió a una campaña sucia orquestada desde el poder político para dañar una campaña opositora.