Poco a poco se han ido conociendo los resultados del Censo de Población 2018 (CNPV 2018). En esta ocasión, el Dane divulgó las cifras preliminares de uno de los módulos del censo, dedicado al conteo de la población indígena, que la entidad define como “acciones del CNPV 2018 con enfoque diferencial étnico en el marco del proceso de consulta y concertación”.
Esto significa, hablando en plata blanca, que para llevar a cabo esta parte del censo no solo se contó con la participación de miembros de la población indígena, sino que también este bloque se construyó con la inclusión de cuatro preguntas en el formulario censal que posibilitaban ocho tipos de respuestas acordadas con aquellos pueblos. Asímismo, el Dane contrató a 3.130 indígenas como censistas y supervisores del operativo censal, y constituyó cuatro convenios con las organizaciones indígenas para facilitar el transporte del personal involucrado.
La mejoría en la elección de la muestra y en la forma como se recolectaron los datos produjo resultados sorprendentes. La pregunta de inicio, que definía todo lo que seguía en el cuestionario, era de autorreconocimiento de la condición de indígena, con lo cual se garantizaba una mayor precisión en la elección de los encuestados.
Así las cosas, una vez tabulada la información se encontró que la población indígena ascendía en 2018 a 1.905.617 personas. Ese grupo representa el 4,4 % de la población total del país (48,2 millones de personas), y la participación dentro de esta es un punto porcentual mayor que la calculada hace 14 años (3,4 %), teniendo en cuenta que el número de indígenas creció 36,8 % en ese período, una expansión explicada por el hecho estadístico mencionado.
En el nuevo censo hay otros hallazgos importantes. Los indígenas habitan sobre todo en el campo y en ese grupo de población es mayor la proporción de mujeres (50,1 %) que la de hombres, y también es alta la participación de los jóvenes entre 15 y 64 años (60,4 %). La población indígena se concentra en los departamentos de La Guajira (400 mil personas), Cauca (300 mil) y Nariño (200 mil).
Las familias indígenas son relativamente más numerosas, 26,9 % de ellas tienen un promedio de cinco miembros, mientras que en las no indígenas solo 16,8 % de las familias son de ese tamaño y 21,6 % de estas tienen tres miembros. Además, se trata de una población mucho más pobre con un grado de analfabetismo mayor que el del promedio de los colombianos y que habita en viviendas rudimentarias con muy mala cobertura de servicios públicos.
En relación con la provisión de servicios públicos, la brecha con el resto del país continúa siendo muy grande. Donde a los indígenas les va mejor es en el servicio de energía eléctrica, con una cobertura del 66 %, comparada con el 95 % de la población total. Al acueducto solo tiene acceso un 41,4 % de la población indígena (contra 86,4%), mientras que al gas natural y el internet el acceso es muy limitado, con coberturas de tan solo 15,3 y 6,4%, respectivamente.
Los resultados del censo muestran que la inclusión de la población indígena conformada por 115 pueblos y distribuida a lo largo del territorio nacional, ha corregido en el margen. Falta mucho todavía, pero la política pública debería enfocarse mejor con la buena información que está arrojando el Censo.
