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Kraken es una de las grandes historias del rock en latinoamérica, una brutal descarga de sudor, guitarras, cabellos al viento, sinceridad poética, asfalto recorrido, dolor, lágrimas, sacrificio, violencia, amor y el recuerdo de un líder como ningún otro: Elkin Ramírez.
Desde 1984 hasta la actualidad, Kraken ha logrado materializar 11 discos y otras recopilaciones. También, cultivar una fanáticada que es familia y la construcción de una leyenda rocanrolera que guarda mitos, magia, canciones como tatuajes y una escuela guitarrera que perdurará por siempre en la mente de los rockeros colombianos.
En 1990, cuando Kraken era una agrupación reconocida por sus primeras producciones discográficas y por canciones como Todo Hombre es una historia, Muere Libre, No me hables de amor y Vestido de Cristal, Elkin Ramírez se fundió en su propia exploración quimérica, se encerró, escondido de sus fanáticos y de su vida social a hacer un disco profundo que le hablara a Latinoamérica y que revelara la real intención de la banda, desde la puesta en escena, hasta el concepto general del disco y de las canciones.
Estudió, investigó por meses, encerrado en su sueño, en su urna de cristal preciada y privada, leyó sobre esos quinientos años del descubrimiento de América, se sumergió en lenguas, idiosincrasias, microclimas, gastronomías y raíces ajenas, para contar desde las canciones la historia sociocultural de los ancestros. Este disco fue el Piel de Cobre o Kraken IV de 1993, un disco que fue incomprendido y olvidado por el público, pero que de una u otra manera guarda utopías y esencias de esta banda llamada Kraken.
Elkin se enfrascó tanto en esta investigación, se encerró tanto en sus canciones que al no estar presente en la escena rockera de la ciudad, la gente empezó a especular enfermedades en su garganta, cánceres de todos los tipos en las cuerdas vocales, y además la desaparición definitiva de Kraken.
Y justo, por eso, Elkin decidió incluir una canción con celofán romántico, pero en su interior, como un río llegando al mar, presentaba una canción contestataria, irreverente, borracha, delirante, haciendo piruetas frente a los críticos y chismosos de la escena musical.
Luego de tres años de ausencia, aparece el Kraken IV con una canción como ninguna otra, y además con una frase inicial resolutoria, impactante, como un puño en la cara.
“Mentiras, mi voz aún no ha muerto, solo ha tomado un nuevo aliento...”
Con esto, Elkin les dice a todos a modo de susurro, dejen de criticar, dejen de inventar falacias sobre Kraken, construyan su vida y disfruten este disco envuelto en piel de cobre. La canción era Lenguaje de mi piel, primer sencillo de esta placa discográfica, una canción que logró ser número uno de muchas emisoras a nivel Latinoamérica, en el World Chart de California estuvo siete semanas en los primeros lugares.
Y esa voz no murió, se hizo eterna entre las voces eternas, grande entre las voces grandes y leyenda de un rock que nunca olvidaremos.