No lean libros de historia antes de ver Anthropoid de Sean Ellis. No lo hagan. Aprovechen que las lecciones sobre la Segunda Guerra que recibimos en el bachillerato ya están refundidas por allá, en un rincón polvoriento de la memoria. De esta manera disfrutarán mucho más de esta película, pues no sabrán por anticipado qué pasó con la misión llevada a cabo por la resistencia checa para eliminar al comandante nazi Reinhard Heydrich, a quien el régimen de Hitler había dejado al mando de Checoslovaquia y que se había destacado por su crueldad sanguinaria, a tal punto de que lo llamaban “El carnicero de Praga”. Déjense sorprender por el pasado.
No vean muchas películas sobre la Segunda Guerra Mundial antes de Anthropoid. Evítenlas para que vayan con el paladar limpio y no sientan que les están repitiendo una historia ya narrada. Es inevitable, claro, porque allí encontrarán las luchas intestinas entre los rebeldes y las posibilidades de la traición entre compañeros, ampliamente documentadas en otros filmes, o las torturas y las tristezas de las víctimas, que tristemente se parecen mucho entre sí. A pesar de eso, Anthropoid logra conservar el interés de los espectadores, no solo por unos magníficos valores de producción (la película fue filmada en muchos de los sitios donde ocurrieron originalmente los hechos) o por el profesionalismo de sus dos protagonistas, Jamie Dornan y Cillian Murphy, que actúan como los suboficiales de las fuerzas especiales Jan Kubis y Josef Gabcik, encargados de llevar a cabo el golpe, sino porque Sean Ellis, el director y coguionista de esta película, se ha enfocado en revivir con detalle lo que en los libros de historia normalmente ocupa dos frases, algo como “resistieron valientemente la andanada del enemigo”. ¿Qué significa en realidad una expresión así? Ellis no ahorra esfuerzo para explicarlo. Veremos el miedo del soldado ante la muerte que provocará, el cinismo necesario para vivir en medio de la guerra sin perder la esperanza, el amor que florece siempre y con una edición notable, los momentos de verdad de una guerra, que implican mucho más esfuerzo que lo que tardamos en leer la palabra “derrota”.
No piensen en Jamie Dornan como en ese actor apuesto que protagoniza 50 sombras de Grey. Aunque no llega a la complejidad de su personaje en la serie The fall, tanto él como Cillian Murphy tienen las suficientes escenas de lucimiento, para que disfrutemos de su talento. Será la relación entre los dos personajes que encarnan, de personalidades contrastantes, la que realmente lleva sobre sus hombros el peso de la historia. Y aunque no hay en esta película el brillo de la originalidad o la profundidad narrativa necesaria para sobresalir sobre los cientos de cintas sobre la Segunda Guerra Mundial, sí tiene al menos el suficiente peso emocional para que el rato que pasamos en la sala de cine valga la pena.
No lean libros de historia, repito, antes de ver Anthropoid. Hasta una película menor como Anthropoid hace que la podamos vivir. Qué más quiere uno.