Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

¿Bares o restaurantes?

17 de enero de 2016
bookmark

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Luego hubo cantinas. En los sesentas un restaurante era eso: un sitio para sentarse a comer en familia, con amigos, por reuniones empresariales o para celebrar eventos sociales. En los setentas los bares eran lugares donde las mujeres, de sociedad, no eran permitidas, allí solo había ebrios y señoras de dudosa reputación.

En los ochentas hubo grilles o discotecas. Sitios con volumen alto, oscuros, donde John Travolta era el rey, las luces negras relucían en las blancas solapas y las sonrisas brillaban en la pista de baile. Cada sitio tuvo su clientela, cada lugar tenía un espacio reservado, según lo que la gente buscara.

En los noventas aparecieron los bares restaurantes, concepto que mezclaba en la misma pipeta de laboratorio, dos espacios diferentes. El bar salió de su cliché de lugar para embriagarse con mujeres en minifalda y el restaurante se convertía en rumba después de las diez de la noche.

Comenzaron a aparecer discotecas que ofrecían comida: picadas, pollos asados, arepas rellenas, empanadas y hasta caldos trasnochados se servían en la mesa, donde antes, solo había espacio para el aguardiente, los pasantes y la ensalada de naranja, tomate de árbol, mango biche, trozos de coco y uvas. Llegaba la botella de guaro y al momento la bandeja de chicharrón, chorizo, arepas y papa criolla. Fue la Sodoma y Gomorra de la comida bailada.

En Bogotá, el Salto del Ángel, levantaba sus manteles en la noche, para darle paso a la orquesta, pero eso ya hace mucho era costumbre en Medellín, en otros lugares que usted recordará. La bulla y algarabía se apoderaban del restaurante y si alguien quería comer en paz, ese no era el lugar adecuado.

Hoy en día entiendo que los bares restaurantes perduren con ese concepto. Es una manera de obtener ingresos de dos fuentes diferentes, es consecuente y adaptado a la ley, sin embargo me pregunto si algunos sitios no están exagerando o equivocados con el concepto. Desde mi punto de vista, el perfil y ubicación del espacio condicionan la figura.

Estar en el Parque Lleras disimula y excusa que un restaurante pase de manteles a la rumba después de cierta hora. Otros, situados en barrios como Provenza, Astorga, Manila o Castropol, no deberían transgredir la línea entre restaurante, bar y discoteca. Me pasó con uno en especial que ha ganado fama de restaurante de primera categoría, con cocinera de abolengo, con ubicación estratégica y ganas de salir en portadas de revista como un ejemplo de la nueva ola de espacios para comer en Medellín. La música estridente a las nueve de la noche, el olor a cigarrillo y la bullanga, le ganaban de lejos a la tranquilidad de una sabrosa comida en familia, como era el pensado.

La idea de bar restaurante debe ser analizada por los restauradores, a veces por querer mucho se obtiene lo poco, o como dicen las abuelas, el que mucho abarca, poco aprieta.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD