Mirta Rivero, en La Rebelión de Los Náufragos, revela cómo en Venezuela, las décadas 80 y 90, los periódicos, canales de TV, cadenas de radio, partidos y la clase empresarial, todos, aceptaron ser “políticamente correctos”. Deslegitimaron la democracia liberal; animaron los “caracazos” y los cacerolazos. Caldera, un expresidente, felicitó el cruento golpe de Chávez (1992) y lamentó su fracaso. Todos querían ser más socialistas que los socialistas. Todos decían ¡paro sí! Duque representa más crecimiento y más democracia. Hay confianza y esperanza. Los avances están a la vista. Pero una sombra ominosa, la política de “gato arrabalero” representada por personajes como Maduro, Evo y Correa, quieren entronizarse en Colombia. Sus agentes son Petro y las Farc, el verdadero “Comité de Paro”. Vienen por el poder en Chile y Colombia. Diosdado dijo que la brisa bolivariana nacida en Caracas, llegaría a Bogotá y Santiago en forma de huracán. Efectivamente, el terrorismo aterrizó en Chile y en Colombia. Piñera se rindió al primer día. Dijo “paro sí, pero sin vandalismo”. Le han dado paro y vandalismo. Duque, gracias a Dios, ni se rindió ni se rendirá. Por más que las alcaldías de Bogotá y Medellín hayan llegado a favorecer al “paro”, los propios trabajadores salieron hoy a las calles a anunciar que harán respetar su derecho a trabajar. Trabajo y estudio son la única herramienta reales para salir de pobres. Petro y su comité de paro, en cambio, dicen que creceremos a punta de “protesta” .
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