El proceso de paz con el Eln debe continuar, a pesar de todos los obstáculos que surjan en el camino. Condeno enérgicamente el atentando. Sus responsables deben ser detenidos, juzgados y condenados. No obstante, esta repulsa, que comparte todo el pueblo colombiano y la clase política, se debe combinar con un llamamiento a ambas partes para que retomen con más fuerza, si cabe, las negociaciones.
Es un momento muy duro, muy grave. Pero es en estos momentos trágicos cuando un pueblo demuestra su madurez. El pueblo colombiano quiere la paz y ni el Eln ni el Gobierno pueden desoír esa demanda. La historia la escriben los valientes y el pueblo de Colombia lleva años demostrando esa valentía. No se rindió antes; no se va a rendir ahora.
Tanto el Gobierno Nacional como el Eln deben agotar sus esfuerzos para continuar con el proceso de paz y salir de la crisis que enfrentan. Todo acto, iniciativa o gesto que vaya encaminado a la consecución de la paz hay que saludarlo inequívocamente porque beneficia a toda la sociedad. Es imprescindible un alto el fuego bilateral para avanzar en las negociaciones.
No hay otra salida que el proceso de paz, no es por el Gobierno ni por la guerrilla sino por el pueblo colombiano.