La concurrencia de todos estos gobernantes a La Habana para los homenajes a Fidel Castro es, más que todo, un apoyo al proceso de cambio que se va a venir en Cuba, con las relaciones descongeladas con Estados Unidos. Es un mensaje al mundo para que se retire ese embargo definitivamente. Pero para ello hay unas dificultades que, como palos en la rueda, ponen leyes internas cubanas con toda una serie de prohibiciones para sus ciudadanos. Ahora bien, todos los líderes políticos que fueron a La Habana son los previsibles, son aquellos a quienes Fidel Castro influenció de alguna manera, que desconocen los principios básicos de la democracia y que el “socialismo del siglo XXI” todavía tiene un papel para jugar hoy en día.
En adelante creo, sin duda, que ya sin Fidel en Cuba va a haber un giro. El mismo Raúl Castro ha dicho que está preparando todo para dejar el poder en 2018. No hay una figura fuerte en el socialismo y si pueden surgir de otros ámbitos, como la bloguera Yoani Sánchez. Es previsible que Trump, así todo el mundo esté lleno de temor frente a él, siga con el deshielo y el desembargo, pues al fin y al cabo tiene mentalidad de empresario, que sabe que las relaciones comerciales con Cuba son trascendentales.