Los colombianos lo último que pensábamos era que las Farc iban a cumplir su palabra de hacer dejación efectiva de las armas. El escepticismo de la ciudadanía está claramente disipado. Lo digo como representante del departamento de Cauca, porque el Gobierno ha tenido enormes retrocesos y las zonas de concentración resultaron un desastre desde el punto de vista logístico. En los campamentos aún hay personas que viven bajo plásticos, en condiciones lamentables.
Tuve temores de que hubiese deserciones masivas o que por el asesinato de líderes sociales se quebraran la moral y la decisión de paz de los combatientes. Pero hoy asistimos, con absoluta tranquilidad, a esta entrega parcial de armas, lo que en el Cauca tiene enorme repercusión, porque ha sido un escenario violento del conflicto. No solo la gente se moviliza con tranquilidad sino que hay confianza inversionista en el campo. Esto va a terminar bien y Colombia va a dar vuelta de página a este capítulo.
Las Farc deben dejar el prejuicio y la percepción equívoca sobre su entrega de armas. El Secretariado debería considerar un acto simbólico de entrega de armas ante la ONU. Eso le devuelve la esperanza, mucho más, a los colombianos. No deben vacilar. Es su momento para reconciliarse.