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Columnistas | PUBLICADO EL 16 julio 2021

La Virgen del Carmen

Por Hernando Uribe c., OCDhernandouribe@une.net.co

La Virgen del Carmen es María, la Madre de Dios y Madre de todos los hombres. Advocación que tuvo origen en el Monte Carmelo, Haifa, donde unos ermitaños se asociaron hacia el siglo XII, teniendo como inspiradores a San Elías y a la Virgen María, y bajo su protección se dedicaron a la oración, la relación de amor con el Creador.

De San Elías tomaron su lema: “Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos” (1 Reyes 19,10). Y de la Virgen María su respuesta en la anunciación: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38). En 1251 la Virgen María se le apareció a San Simón Stock, superior de la Orden, y le entregó el escapulario como signo de predilección para todo el que lo lleve.

Escapulario, del latín, significa espalda, es un pañito o tela que se cuelga con dos cuerdas sobre pecho y espalda, y es un recordatorio del amor de María por quien lo lleva y protección en cada paso del camino. Para Pío XII, el escapulario se distingue “por su sencillez al alcance de todos y por los frutos abundantes de santificación.”

En el siglo XIII estos ermitaños emigraron a Europa como Orden Mendicante, cuyo distintivo era el cambio de la estabilidad monástica por la movilidad apostólica. Oraban en sus monasterios y luego, armonizando oración y apostolado, llevaban la palabra fresca y sabrosa del evangelio a los lugares donde la gente vivía y trabajaba. Órdenes Mendicantes fueron Dominicos, Franciscanos, Carmelitas, Agustinos y Servitas, famosas por la grandeza de algunos miembros, notabilísimos profesores y pensadores en las grandes universidades que nacían en Bolonia, París, Colonia y Salamanca.

Entre los Carmelitas, sobresalen Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, grandes místicos del mundo, y grandes clásicos de la lengua castellana, además, S. Juan de la Cruz es el poeta más grande de la lengua. Para S. Teresa, “orar es tratar de amistad con quien sabemos nos ama”, y S. Juan de la Cruz canta: “Que ya solo en amar es mi ejercicio”. Grandes maestros del hombre del siglo XXI.

El distintivo de la Virgen del Carmen es el amor. Todo cuanto existe es una criatura de amor, el hombre en especial. El hombre del siglo XXI necesita descubrir su vocación y cultivarla con esmero, pues la codicia y la corrupción, en contra del amor, son cada vez más dueñas del corazón humano.

Para S. Tomás de Aquino, “El mejor modo de conocer a Dios está en experimentar la dulzura de su amor”

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