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Columnistas | PUBLICADO EL 15 enero 2022

Con plata y sin en qué gastar

Por Eduardo Durán Gómez redaccion@elcolombiano.com.co

Por Eduardo Durán Gómez

redaccion@elcolombiano.com.co

Acaba de producirse otro informe del gobierno sobre el gasto que se ha generado en el renglón de las regalías; en él nos dicen que en quince meses se han aprobado $ 1,2 billones para la financiación de proyectos presentados por las regiones.

Realmente, una suma demasiado pequeña, para lo que representa esa caja, pues en otro informe reciente se informa que existen $ 25 billones sin ejecutar.

Pero, además, este último reporte nos dice que, a octubre de 2021, ingresaron $ 6,4 billones más y que para el año 2022 se espera que ese recaudo alcance los $ 17,3 billones en ese periodo.

Estas enormes cifras nos indican que hay que hacer algo por invertir ese dinero, sobre todo ahora cuando la economía lo está necesitando para mover no solo el consumo, sino también el empleo y la atención de servicios públicos.

No podemos perder de vista que con la subida de los precios internacionales del petróleo y del carbón, los acumulados de esa renta se van a incrementar de forma sustancial, acrecentando enormemente ese fondo, mientras las necesidades de las regiones aumentan en aspectos básicos, como salud, educación, vías, electrificación y medio ambiente.

Estamos de acuerdo en que no hay que soltar esa plata a las regiones de manera fácil, pues es necesario que existan previamente proyectos, ya estructurados y aprobados, para que la contratación no vaya a ser un fracaso. Pero todo indica que las regiones carecen de elementales instrumentos técnicos para la estructuración de propuestas, comenzando por la ausencia generalizada de planeación en las respectivas dependencias departamentales y municipales.

Sería importante que el mismo Departamento Nacional de Planeación estructurara un equipo de amplia cobertura para elaborar directamente esos proyectos que se requieren para impulsar el desarrollo regional. El DNP sabe cómo se hace ese trabajo y su capacidad técnica es ampliamente reconocida. Además, la plata está ahí para contratar el personal de alta calidad que se requiera y para costear administrativamente la iniciativa.

Si esto no ocurre, el dinero se irá acumulando y, en las condiciones actuales, dramáticamente se irá devaluando, mientras que las regiones continúan con la infraestructura embolatada.

Casos como este merecen una atención especial del gobierno, pues estamos frente a un escenario de oportunidades reales, lastimosamente desperdiciadas, en donde es claro que la ineficiencia salta a la vista y la falta de creatividad y acción también.

Qué frustración tan grande la que este ejemplo nos señala, en donde podemos concluir que las repetidas reformas al sistema general de regalías han sido fallidas, pues no han solucionado el meollo del asunto, que es la capacidad técnica para la elaboración oportuna de los proyectos 

Colprensa

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