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La propagación de la variante ómicron está frustrando las esperanzas de una rápida recuperación de la economía: el riesgo inminente de una nueva crisis económica y logística en China, dadas las estrictas restricciones y los cierres que volvió a imponer el país asiático por los nuevos brotes del virus, agravarían los problemas de producción y logística de bienes que ya aquejan al mundo.
Y aunque en el momento la estrategia de “tolerancia cero” que China está empleando para mantener bajo el número de casos de covid-19 y proteger a su economía no ha generado estragos mayores en la cadena de suministros, esto ya está ejerciendo presión dados los anteriores problemas de producción y desabastecimiento que han afectado a muchos países. Una situación que a su vez ha evidenciado la alta dependencia del mundo a la segunda mayor economía.
¿Una crisis que continuará?
Según medios internacionales, los nuevos brotes de ómicron han comenzado a ser detectados en Pekín, Shanghái y Guangdong, ciudades que son clave política y económicamente. Y a esto se suma que cuatro de los principales puertos del país (Shanghái, Dalian, Tianjin y Shenzhen), aunque no han cerrado, sí han impuesto nuevas restricciones.
Así, este escenario ya ha generado preocupación a fabricantes y comerciantes ante el regreso de otra ronda de cierres en las fábricas y puertos chinos, ya que llegarían en un momento en que el comercio mundial está luchando contra el aumento de precios de las materias primas y los contenedores, así como contra la escasez de trabajadores que presentan algunos sectores productivos.
Alejandro Godoy, especialista en Asia y docente de la Universidad Militar Nueva Granada, explicó que la situación que vive el país asiático es apenas “la punta del iceberg” de la actual escasez de contenedores que ya vive el comercio.
“Líderes de diferentes navieras califican esta situación como el cúmulo de varios elementos o la tormenta perfecta, la cual apenas comenzaría a normalizarse en el mediano o largo plazo, en el más optimista de los escenarios”, apuntó Godoy.
En este sentido, para Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, todo indica que hay una ralentización mucho más prolongada de la economía China de lo que se pensó.
“El efecto rebote, que es producto de la recuperación inicial de esos primeros meses en que se podía hablar de poscovid, se está acabando en la medida en que empiezan a aparecer nuevas variantes y brotes, lo que obliga a que haya cierre de puertos y más medidas sanitarias”, dijo Jaramillo.
Y añadió que, incluso, algunas medidas en materia de política monetaria que están tomando las autoridades chinas hacen prever un enfriamiento de la economía con un efecto importante en la producción de bienes en el mundo.
“Muy seguramente habrá en algunas partes del mundo problemas para la llegada de ciertos bienes. No estoy seguro de que se pueda hablar de desabastecimiento pero sí habrá un retraso en los plazos de entrega, por ejemplo”, señaló el experto.
Los analistas afirmaron que, de seguir los brotes y las restricciones, se vendrá de nuevo una interrupción en las cadenas logísticas. De hecho, algunas empresas como Volkswagen y Toyota ya anunciaron la suspensión temporal de sus operaciones desde Tianjin, debido, principalmente, a los brotes que han afectado a sus trabajadores y a las medidas que han restringido la movilidad del personal en general.
Colombia no es ajena a los efectos que trae cualquier asunto que afecte a la economía china. Esto, dada la dependencia en cuanto a las importaciones desde ese país. Según el Dane, en el periodo enero-noviembre de 2021 los países de origen que contribuyeron principalmente al aumento de las importaciones colombianas fueron China y Estados Unidos. (Ver gráfico).
“Al país esta crisis lo impactará porque se retrasará la llegada de ciertos productos y esto tendrá dos caras: quienes se verán afectados porque dependen de la importación de maquinarias, como computadores, celulares, carros, motos, etc; y quienes se pueden ver favorecidos, como los exportadores y algunos productores nacionales, que podrían elevar los precios”, comentó Jaramillo.
En este contexto, para Godoy, una de las cosas que preocuparía en el corto plazo es que el próximo 11 de marzo se realizará la primera jornada de año del Día sin IVA en Colombia. Esto, según el especialista, generaría presión en cuanto a que no haya el stock (inventarios) necesario de productos y que se incumpla al consumidor final.
Según Jaramillo, es muy difícil pensar en una adaptación del país ante la agudización de una crisis logística, ya que el comercio internacional tiene unos patrones y flujos que lo hacen muy dependiente de China, y considera que Colombia es vulnerable en ese sentido.
“Ningún Estado del mundo puede adaptarse ante una crisis de estas, salvo en el caso de hacer más robusta su industria nacional para contrarrestar las interrupciones en los suministros”, puntualizó Jaramillo.
Al respecto, Godoy opinó que el país tendría que hacer una transformación productiva muy grande. Y, para él, las estrategias que se han adoptado no han sido suficientes, por lo que el país seguirá dependiendo de las importaciones de commodities (materias primas). “Colombia atravesaría por una ‘tormenta perfecta’: subida del dólar y el petróleo, y falta de tecnificación”, señaló el analista