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Al lavado de activos, la financiación del terrorismo o las amenazas ambientales, tecnológicas o documentales que encaran a diario las empresas vino a sumarse el coronavirus, elemento que debe ser atendido no solo para cumplir las disposiciones que dicte una autoridad, sino que urge una gestión adecuada para asegurar la permanencia en el futuro de las compañías.
Para Diego Rengifo, vicepresidente Técnico de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), esta coyuntura plantea para los empresarios la construcción de un modelo que vaya más allá del cumplimiento legal.
“Esta es una decisión voluntaria que requiere construir cultura desde el punto de vista de lo que la compañía quiere, lo que a su vez compromete aspectos de responsabilidad social y de mejoramiento”, explicó el dirigente en su intervención virtual en el Gran Foro de Regiones organizado por Analdex, que se clausuró el jueves (ver Para saber más).
Explicó que establecer un sistema integral de gestión de riesgo en particular para las empresas de comercio exterior no es sencillo, dada la gran cantidad de obligaciones y disposiciones regulatorias existentes, y porque esto demanda compromisos que de manera unilateral y por convencimiento cada sociedad quiera establecer.
En el mismo espacio académico, la especialista en Psicología médica y doctora en Neurociencias, Gina Paula Cuartas, mencionó que en las actuales circunstancias el capital humano de las empresas ha sido afectado.
“Ya no hablamos de una nueva normalidad, sino de una nueva realidad a la cual las organizaciones deben adaptarse”, dijo la experta, quien llamó la atención de las administraciones empresariales para que no olviden los fenómenos de estrés agudo y colectivo de los equipos de trabajo que requieren ser gestionados como un nuevo factor de riesgo.