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Agricultura sin intermediarios, la apuesta para apoyar al campo

Reducir la cadena de intermediación y dar un pago digno a los productores, uno de los desafíos del campo colombiano.

  • Uno de los frentes a trabajar en Agricultura por Contrato es atender las afectaciones del mercado con un enfoque territorial. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
    Uno de los frentes a trabajar en Agricultura por Contrato es atender las afectaciones del mercado con un enfoque territorial. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
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09 de abril de 2021
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En el trayecto de las verduras, hortalizas, frutas, café, cacao u otros productos del campo, desde que salen de las fincas productoras hasta que llegan a los consumidores, se añade una cadena de costos derivados del empaquetado, el transporte, la compra por parte de intermediarios y la distribución a cada punto de venta.

Este proceso ha hecho que los dos principales eslabones de la cadena, productores y consumidores, sean los más afectados, pues el sistema de intermediarios que impera en el campo colombiano hace que los productos no se les pague a precios justos al campesino y que se eleven los costos para el comprador final.

En los últimos años, como alternativas para solucionar la falta de competitividad y productividad en el campo, han surgido estrategias como Agricultura por Contrato, un programa del Ministerio de Agricultura, o el Sistema de Abastecimiento Agroalimentario de Antioquia (SABA), un convenio de cooperación internacional suscrito el año pasado entre la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Gobernación de Antioquia. El objetivo en común es explotar una segunda vía en la comercialización en el campo colombiano: la de acortar la cadena entre agricultor y consumidor.

El sistema de intermediarios

Todos los lunes y jueves en la mañana Norberto Patiño cosecha la mora, variedad San Antonio, que produce en su finca ubicada en la vereda Buenos Aires, parte alta, del municipio de San Jerónimo. Los martes y viernes, Patiño empaca la producción en bolsas y canastillas para luego ser transportadas y entregadas, alrededor de las 3:30 de la mañana, a los diferentes puntos de venta con los que tiene alianzas en Medellín.

Este proceso también es realizado por otros campesinos del departamento que han podido vender sus productos a grandes compradores sin tener que acudir a otros intermediarios; sin embargo, muchos de ellos todavía deben desplazarse hasta las plazas de mercado a tratar de negociar sus cosechas, por las cuales, en la mayoría de los casos, no obtienen un precio justo.

“Uno llega a una plaza minorista o mayorista y tiene que empezar a discutir el precio del producto, porque hay una gran cantidad de intermediarios ahí. En la agricultura por contrato yo no tengo que hacer eso, simplemente cojo mi producto, lo empaco, lo envío al punto de venta y espero el pago. Es algo cómodo para nosotros los campesinos y muy merecido porque es muy desgastante tener que enfrentar plagas, enfermedades, cambios climáticos, aparte de que el trabajo del campo es muy duro, para sacar una cosecha y tener que ir a una plaza de mercado donde escasas veces nos pagan bien por los productos”, expresó Patiño.

Según Álvaro Rivas Guzmán, profesor del departamento de Desarrollo Rural y Agroalimentario de la Universidad Nacional, la intermediación, al ser parte de la cadena logística de la comercialización, en ciertos aspectos, es necesaria; sin embargo, para Guzmán este sistema en Colombia se ha exacerbado: “He hecho estudios en los que productos alimentarios, como aguacate, panela, algunas verduras y quesos, antes de llegar a los consumidores han pasado hasta por siete anillos de intermediarios. Eso se convierte en un doble problema, tanto para el agricultor que debe vender a precios muy bajos como para los consumidores, ya que cada eslabón de intermediario les pone “su peaje”. Otro problema es que hay intermediarios que se demoran mucho tiempo para pagarle al agricultor su producto, por ejemplo, entre 30 y 90 días. Un problema estructural muy grande”, dijo.

Por su parte, para Juliana Cepeda, doctora en agroecología de la Universidad Nacional, la intermediación en el campo colombiano y los costos de transporte por no tener un sistema, por ejemplo de trenes, encarecen mucho los precios de los alimentos en el país: “Es un problema estructural muy grande. El transporte, la inequidad del campo, donde el productor, en el mejor de los casos, recibe el 40 % del costo total del producto, es decir, los intermediarios están teniendo un 60 % o más. Si el productor no está recibiendo un retorno adecuado por el trabajo que está haciendo, hay un empobrecimiento continuo del campo, que es la situación estructural que se ha vivido”, apuntó.

Las estrategias

En diálogo con EL COLOMBIANO, el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Rodolfo Zea Navarro, afirmó que el propósito del programa Agricultura por Contrato, que comenzó a funcionar desde 2018, es eliminar los intermediarios y unir a productores con aliados comerciales para que sean ellos quienes negocien con precios justos. La estrategia cuenta a la fecha con 135.000 beneficiarios que vendieron sus cosechas de manera directa por más de $1,2 billones. La meta para este año, según Minagricultura, es llegar a 230.000 vinculados, es decir, sumar 100.000 productores para que vendan de manera directa, con contratos de por medio. Para el cuatrienio (2018-2022) se pretende llegar a 300.000 productores, entre hombres y mujeres.

Por el lado de Antioquia, el departamento que más productores vinculados tiene en este programa (19.112), seguido de Santander y Boyacá (ver gráfico), el año pasado la FAO y la Gobernación crearon el Sistema de Abastecimiento Agroalimentario de Antioquia (SABA), con el fin de reducir la cadena de intermediación, dar un pago justo a los productores y optimizar los costos logísticos.

“Estamos creando un centro de acopio por cada una de las cinco subregiones beneficiarias que son Bajo Cauca, Norte, Suroeste, Oriente y Occidente. Esto facilitará que pequeños productores se unan y generen volúmenes que posibiliten la oferta a almacenes de grandes superficies y grandes comercializadores de los centros de abastecimientos. Este modelo va a ahorrar, más o menos, tres de las cinco escalas de intermediación existentes”, afirmó a EL COLOMBIANO Rodolfo Correa Vargas, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural.

Según Correa, un reciente estudio de la FAO evidenció que mientras en el Urabá se le compra a $380 el kilo de yuca a un productor, en Medellín ese mismo kilo lo venden a $1.700: “Estamos hablando casi de 4 o 5 veces de incremento del precio. Esto solo encarece el producto que compra el consumidor final y empobrece al productor inicial”, dijo.

Entre los desafíos que enfrenta el país en cuanto a la comercialización y productividad del campo, Zea Navarro destacó la necesidad de un cambio de mentalidad y de políticas: “Esto no se logrará hacer de la noche a la mañana. Vamos a necesitar muchos años para poder cubrir con este programa a todo el país. El cambio de filosofía debe ser primero vender para después cosechar o producir. Si uno logra que los campesinos puedan vender por anticipado, ya él o ella sabrán cuál es el precio que les van a pagar y no van a necesitar tantos intermediarios en la cadena”, apuntó.

Por su parte, el llamado que hace Norberto Patiño es a que se apoye más el campo colombiano, que hayan más auxilios y ayudas y que las líneas de crédito sean más accesibles para los pequeños y medianos productores porque, como dice el dicho que ha tomado fuerza durante la pandemia, “sin campo no hay ciudad”.

70 %
de las utilidades de productos del campo se calcula va a intermediarios: Sría Agricultura.
Infográfico
El empleo que busca está a un clic

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