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¿Para qué sirve que nos hayan contado en el Censo?

  • El ejercicio tuvo un costo de $400.332 millones, y se recomendó que el próximo se realice en 2027. FOTO: JUAN ANTONIO SÁNCHEZ.
    El ejercicio tuvo un costo de $400.332 millones, y se recomendó que el próximo se realice en 2027. FOTO: JUAN ANTONIO SÁNCHEZ.
08 de julio de 2019
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Presentada la información definitiva del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018, la pregunta que surge es: ¿cuál es la utilidad de la información recopilada, tarea que demandó inversiones por 400.332 millones de pesos?

El primero en responder es el director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), Juan Daniel Oviedo, quien explica que el censo no es solo una “fotografía” del país en un momento determinado, sino que permite generar información estadística que sirve para que los organismos públicos y privados del país planeen y tomen decisiones de política pública, de desarrollo económico, bienestar social, empleo, vivienda, salud, migración, entre otros.

“En este marco, la información generada por el censo, sobre características de la población como sexo, edad, pertenencia étnica, nivel cultural, situación económica; y sus respectivas condiciones de vida, como la conformación de los hogares, jefatura de hogar, tipos de vivienda, y el acceso a servicios públicos, se convierte en información clave para el desarrollo, y se constituye en el principal insumo para determinar la evolución de las variables demográficas, como el tamaño de los hogares o los índices de envejecimiento y juventud”, anota el funcionario.

Las cifras duras

Del reporte consolidado, presentado el jueves por Oviedo, sobresale el dato de población del país estimado para el año pasado en 48,25 millones de habitantes, cifra que incluye a las 44,16 millones de personas contabilizadas efectivamente y a otras 4,09 millones omitidas por distintas razones.

De las personas censadas, el 48,8 % son hombres (21,57 millones), y el 51,2 % son mujeres (22,59 millones). Así, según la razón por sexo, en el país residen 95,5 hombres por cada 100 mujeres, o 104,7 mujeres por cada 100 hombres (ver gráfico al final del artículo).

En esa línea se resalta el empoderamiento de la mujer en la jefatura de hogar, pues el porcentaje de jefatura masculina bajó de 70,1 % en 2005 a 59,3 % el año anterior. Con relación a las mujeres se pasó de un 29,9 % a un 40,7%, es decir que se observa un incremento del 36,1 % en la declaración de la jefatura de hogares femeninos.

Del empoderamiento femenino, el Dane señala en sus cuentas que a mayor nivel educativo se incrementa la edad promedio en la que las mujeres están dispuestas a tener hijos. Entre las que acreditan estudios de secundaria la edad media de fecundidad es 26,4 años, y entre las que cuentan con posgrado la edad es 31,4 años.

La labor del Dane también permitió contabilizar a 965.015 extranjeros, de los cuales 456.480 personas residían en otro país hace un año, de este grupo la mayor porción es de venezolanos (355.339), seguidos de los estadounidenses (4.863).

Puede leer: Lo que encontró el censo en Medellín

La utilidad del censo

Para Ramón Javier Mesa, profesor de Economía en la Universidad de Antioquia, los datos censales son muy valiosos, y en línea con la explicación del director del Dane, comenta que sirven de manera especial para establecer las características de la población en muchos aspectos: demográficos, geográficos, culturales, sociales y económicos.

“Los más llamados a sacarles jugo a estos datos son los investigadores de muchas disciplinas, los canteros de investigación y muchas dependencias gubernamentales responsables de ejecutar las políticas públicas. Conocer esta información permite establecer una mejor caracterización de la población con miras a la generación de datos de calidad que faciliten el análisis estadístico y la toma de decisiones”, añade.

A su turno, Luis Fernando Mejía, exdirector del Departamento Nacional de Planeación y actual director de Fedesarrollo, sostiene que el censo es el insumo esencial de la formulación de las políticas públicas en el país.

“Con el censo es posible conocer en detalle los niveles de desarrollo socio-económico, y condiciones demográficas y sociales de los hogares. Esto permite la adecuada planeación económica y social del gobierno y de las entidades territoriales, para priorizar políticas y focalizar esfuerzos a nivel sectorial y regional. También es un importante insumo para centros de pensamiento y la academia para formulación y evaluación de políticas públicas”, responde.

Un país que envejece

Del informe se desprende el hecho de que la población colombiana está envejeciendo, situación que es notoria, mayormente, en los departamentos de Quindío, Caldas y Risaralda, donde por cada 100 jóvenes entre cero y quince años hay más de 60 personas mayores de 65 años.

Para el director del Dane, ese tipo de indicadores muestran una necesidad de focalización territorial de la política pública alrededor del envejecimiento.

Para el promedio nacional la tasa de envejecimiento se ubica en 40,38 %, cifra que para Santiago Montenegro, presidente de la Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantía (Asofondos), constituye un llamado de atención para la seguridad social.

“Desde el punto de vista pensional y previsional, esto quiere decir que cada vez hay menos trabajadores activos cotizando por cada adulto mayor y haciendo inviable los sistemas de pensiones de prima media”, expresa el dirigente gremial.

Para Juan David Correa, presidente del fondo de pensiones y cesantías Protección, el decrecimiento en el porcentaje de la población menor y el mayor nivel de envejecimiento demuestra que estamos viviendo más, pero también somos más vitales (ver Opinión).

Debemos tener presente que antes se trabajaba 25 años para posiblemente descansar 20 años y hoy estamos haciendo una vida laboral de 25 años para vivir 30 o 35 más. “Este panorama ratifica el llamado a abordar una reforma pensional que considere expectativas de vida y que nos permita encontrar maneras para aumentar la formalidad, la cobertura y la universalidad de la protección para la vejez”, concluye.

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