¿Cómo lograr que los gobiernos de América Latina y el Caribe tengan los recursos para invertir en desarrollo? La pregunta se la hizo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) en el más reciente informe sobre perspectivas económicas para la región.
El órgano multilateral pide no ver sólo a los impuestos como la opción de generar más recaudo, aunque lo plantea como una posibilidad para encontrar liquidez. “Pese al aumento de cerca de dos puntos porcentuales en la última década, los ingresos fiscales como porcentaje del PIB son, en promedio, relativamente bajos en las economías de América Latina en comparación con la Ocde”.
La organización también entiende que el cargo final no puede pasarse exclusivamente a los ciudadanos, y como las empresas dicen tener la soga al cuello para pagar más tributos, aparecen entonces iniciativas como el fortalecimiento de las asociaciones público-privadas (APP), así como la inversión internacional, entendida como “cooperación”, para financiar desde planes sociales, hasta de infraestructura.
Dice el informe que las APP serán capaces de funcionar con un sistema fiscal “amigable” siempre y cuando lleguen “no de las restricciones del presupuesto fiscal, sino de un proceso deliberado y sólido construido sobre marcos regulatorios e institucionales eficaces”.
Para Sebastián Nieto, jefe para América Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la Ocde, la tarea es grande pues “lo que tenemos es una América Latina con un crecimiento insuficiente, síntoma de debilidades estructurales. El desarrollo debe ir más allá del PIB. De ahí que sea fundamental mejorar la política fiscal y la política de impuestos”.
Pero para que no sea tarea exclusiva de los sectores públicos y privados, se necesita motivar la búsqueda de recursos de inversión por medio de la cooperación internacional, y que sea esta la que se preocupe por hacer de América Latina y el Caribe un fortín económico en el que estén garantizados los recursos extranjeras.