Comprar un inmueble en obra negra puede ser, además de económico, el primer paso para armar un hogar personalizado y a gusto de cada quien, pero ¿qué tan fácil y beneficioso es?
“Los beneficios están en que usted puede terminar el apartamento de acuerdo con las especificaciones que quiera, adicionalmente lo que el constructor se gana por los acabados se lo puede ahorrar porque lo hace personalmente, sin costos de intermediarios”, apunta Luis Aurelio Díaz, gerente general de Grupo Oikos, firma de proyectos inmobiliarios.
Pero así como hay pros, hay contras: “lo negativo es que la mudanza hacia el apartamento puede tardar mucho y existe el riesgo de que al terminarlo haya problemas a nivel de garantía e instalaciones, que en el caso de las constructoras se pueden evitar”, agrega Díaz.
“También puede haber riesgo dependiendo de con quién haga el contrato, debe ser una constructora seria desde el punto de vista legal y estructural, pero en general no hay muchos riesgos”, dice Carlos Arango, presidente de la Constructora Bolívar.
Y aunque invertir en un inmueble en obra negra es más o menos barato dependiendo la zona en la que se haga, lo cierto es que es un precio “considerablemente menor” que el hacerlo en un apartamento.
Por lo menos así lo explica Díaz, quien destaca que lo único que hay que considerar además de lo invertido al inicio, es destinar plata para los acabados. “Estamos hablando de que una inversión de este tipo, que varía de acuerdo con el estrato, está entre un 8 % y un 20 % del valor de lo que le costó a la persona el apartamento en obra negra”, afirma.
Es decir que, por ejemplo, si usted compra un apartamento en obra negra por un valor de 50 millones de pesos, los acabados le costarían entre 4 y 10 millones, claro está que varía dependiendo de la zona en la que se encuentre localizado el inmueble.