A pesar de que el arranque del año estuvo marcado por el deterioro de la confianza de los consumidores antioqueños, según datos de Fedesarrollo, el crédito de consumo se incrementó 18,7 % en el primer trimestre frente a igual periodo de 2016, en tanto que cayeron 10,8 % las captaciones en cuentas de ahorro.
Estos datos hacen parte del último Boletín Económico Regional del Centro de Estudios Económicos Regionales de la sucursal Medellín del Banco de la República, informe que se acaba de publicar y recoge los principales indicadores de la actividad productiva del departamento.
Allí se señala, con base en datos suministrados por la Superintendencia Financiera, que la cartera de las entidades financieras a marzo pasado fue de 81,62 billones de pesos en Antioquia, con un crecimiento anual de 6,8 %, o sea, casi tres veces menos que solo el saldo de colocaciones de préstamos de consumo. Estos equivalieron al 22 % del saldo total (17,95 billones) y tuvieron el mayor avance desde el tercer trimestre de 2015.
En contraste, el saldo de captaciones en cuentas de ahorro, cuentas corrientes y CDT (depósito a término fijo) cayó en 10,4 % en el periodo de referencia, hasta los 34,43 billones de pesos.
“La contracción fue jalonada por la caída en las cuentas de ahorro, que con un peso de 61,3 % (21,11 billones de pesos) en el total de captaciones, se redujeron 10,8 %”, añade el informe local del Emisor, en relación con el primer trimestre de 2016, cuando este rubro crecía 6,4 %. Así las cosas, se trata de la variación más baja de saldos de los últimos siete años (ver gráficos).
Razones posibles
¿Qué explica esa paradójica situación en que aumenta el monto de crédito de consumo, mientras bajan los saldos ahorrados por los antioqueños? Aunque el informe del Banco de la República no da señales, hay varios comportamientos desde la demanda que lo explicarían.
Tanto los hogares como el segmento empresarial presentarían bajo flujo de caja en un contexto de alza de precios por incrementos en el IVA, que dejó la reforma tributaria. Asimismo, hubo aumento de precios en combustibles y servicios públicos, pese al descenso en el nivel general de precios de alimentos.
En el caso de los hogares, debieron asumir gastos de inicio de año, como útiles escolares, uniformes y matrículas, luego de la “resaca de diciembre” por gastos en celebraciones, compras y vacaciones.
“Las familias apelan a sus ahorros para responder con sus obligaciones, pero si no les alcanza, se ven obligados a tomar créditos para cumplir. Por el lado de las empresas, el arranque de año fue malo en ventas y deben atender pago de impuestos, nóminas, proveedores y cuotas de créditos. Si el flujo de caja no les da, pues deben refinanciar o salir a prestar para estabilizarse”, explicó Sergio Ignacio Soto Mejía, director de Fenalco Antioquia, gremio del comercio (ver Radiografía).
Aumentó el desempleo
En tercer lugar, también aumentó la tasa de desempleo y, por ende, de los ingresos de los hogares en el Valle de Aburrá: se ubicó en 12,1 %, la más alta desde el primer trimestre de 2016.
“En muchos hogares se disminuyen los ingresos mientras que las obligaciones se mantienen, más miembros salen a buscar trabajo, lo que presiona la tasa de desocupados, con la esperanza de que en meses siguientes haya más entradas”, comentó recientemente Camilo Herrera Mora, presidente de Raddar, firma de estudios de consumo.
Esa realidad se acompañó por un crecimiento cinco veces mayor de la población ocupada de manera informal (10,7 %) frente a la fuerza laboral formal, que solo se expandió en 2 % frente a enero-marzo de 2016.
“Coincidieron una desaceleración de la economía, una menor demanda, tasas de interés de crédito altas y una reforma tributaria. Eso fuera de afectar la competitividad, lastimosamente, hace que la gente empiece a incumplir con las obligaciones laborales o buscar contratar personal de forma más barata”, agregó el director de Fenalco Antioquia, quien proyecta que para este segundo trimestre es probable que se mantenga al alza la demanda de crédito para buscar mayor liquidez.