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Desempleo juvenil, el más alto desde 2001 en el país

La tasa en esta población llegó a 26,6 % en el trimestre marzo-mayo, según el Dane. Expertos sugieren medidas como potenciar el primer empleo.

  • El desempleo juvenil entre mayo y enero es récord desde 2001. FOTO: ARCHIVO
    El desempleo juvenil entre mayo y enero es récord desde 2001. FOTO: ARCHIVO

De los renglones económicos impactados durante la emergencia en el país, el mercado laboral es uno de los que ha recibido el golpe más fuerte. Para ejemplificarlo con cifras, en abril la tasa de desempleo se ubicó en 19,8 %, la más alta de 2001, pero este título cambió de dueño rápidamente porque en mayo la cifra fue de 21,4 %.

Justamente ayer, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) complementó este registro del mercado laboral correspondientes al quinto mes y desglosó aspectos como informalidad y empleo juvenil, entre otros.

Uno de los factores preocupantes es que al analizar la tasa de desempleo en la juventud (la población entre 14 y 28 años) en el trimestre marzo-mayo, los datos de la entidad estadística indican que se ubicó en 26,6 % siendo la más alta desde que se mide en 2001, y considerablemente superior a lo que ocurrió para este mismo lapso en el 2019 cuando registró 18,1 %, o en el 2018, cuyo reporte mostraba un 16,7 %.

Además, cuando el Dane desagregó el nivel de desocupación en jóvenes por sexo, para las mujeres registró 32,6 %, lo que indica un aumento frente al 22,9 % del año anterior, en tanto que para los hombres 22,3 %, incrementando así en relación con el 2019, cuando el dato era 14,4 %.

Desde la perspectiva de Andrés García, profesor de la Escuela de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad EIA, se trata de un problema que ya viene de tiempo atrás y que tuvo como puntada final el impacto de la emergencia sanitaria sobre el empleo.

En el mismo sentido, Carolina González Velosa, especialista de mercado laboral del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), apunta que desde antes de la pandemia los niveles de desempleo venían creciendo a doble dígito y que el problema en el país es de largo plazo.

Razones

García, de EIA, explica que una de las razones de lo que sucede es que gran parte de la destrucción del empleo se está dando en las áreas urbanas, que es en donde más jóvenes participan del mercado laboral.

Precisamente abordando la tasa global de participación que menciona el académico, es decir la relación porcentual entre la población económicamente activa y la población en edad de trabajar, según define el Dane, para el lapso entre marzo y mayo se observa una reducción significativa respecto a años anteriores, pues se ubicó en 48,1 %, mientras en 2019 ascendía a 56,2 % y en 2018 a 57,5 %.

Para Mauricio López González, coordinador del grupo de Macroeconomía Aplicada de la Universidad de Antioquia, hay un tema clave y es el primer trabajo para el segmento entre 14 y 28 años.

En concreto, dice que cuando un joven tiene una mala primera experiencia laboral es factible que recurra a otro tipo de alternativas que lo lleven, incluso, a la informalidad, en tanto que si este acercamiento inicial con el empleo es satisfactorio, las posibilidades de que continúe trabajando, o por lo menos se mantenga activo buscando, son más altas.

¿Qué hacer?

López González menciona que el momento que vive el país da para pensar en generar incentivos para que las empresas contraten a jóvenes y a mujeres, los más afectados laboralmente hablando, teniendo en cuenta que la actual crisis podría dificultar las vacantes disponibles.

“Fortalecer la ley del primer empleo, crear estrategias para que las compañías contraten mujeres e incluir mecanismos de flexibilidad horaria para quienes tienen que responder por cosas extralaborales serían un mecanismo interesante”, dice.

Por su parte, Andrés García dice que entre las posibilidades también se debe barajar un salario base por debajo del mínimo para que más empresas se animen a contratar jóvenes.

“Una reducción generalizada del salario mínimo podría ser mala, pero si uno lo piensa como un incentivo solo para la inserción laboral para los jóvenes, podría funcionar”, resalta el académico.

González, del BID, cree que la apuesta en regiones como Antioquia debe ser sacar provecho de la diversidad laboral que existe: “hay industria, servicios, comercio, agricultura y eso es bueno porque algunos de estos sectores ya se han reactivado”.

Y es que, partiendo de la premisa de la experta, al analizar el reporte del Dane se refleja que el comercio es el que más jóvenes empleó en el trimestre marzo-mayo: el 20,1 % de los ocupados trabajaban en este segmento.

Entre tanto, la industria manufacturera ocupó al 10,3 %; administración pública y defensa, educación y atención de la salud humana al 8,7 %; y alojamiento y servicios de comida al 7,9 %.

Con esto se hace evidente que este tipo de actividades pueden tener algunas claves para reanimar a este renglón económico, en el que 4,9 millones de personas perdieron la ocupación durante el quinto mes del año según el Dane.

Pero no solo el impacto al mercado de trabajo juvenil es un problema a combatir, también lo son la brecha de género y la informalidad, que aunque tuvo una leve mejoría, sigue siendo alta. EL COLOMBIANO recapitula cómo les fue a estos otros indicadores laborales (ver Módulos).

Infográfico
Desempleo juvenil, el más alto desde 2001 en el país
32,6 %
fue la tasa de desempleo juvenil de las mujeres entre marzo y mayo: Dane.
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