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Con el fallecimiento de Carlos Ardila Lülle (q.e. p.d.), el país perdió a uno de los más legendarios empresarios del siglo 20, pues alrededor de su figura prosperó uno de los conglomerados productivos más importantes del país, con inversiones en agroindustria, bebidas, medios de comunicación, deportes, y los sectores automotriz, de seguros y financieros.
Es así como la historia de la empresa antioqueña Postobón, que se remonta a 1904, destaca que la llegada de Ardila Lülle, en 1950, generó una transformación total de la compañía.
Para esa época, el ingeniero bumangués comenzó a trabajar en Gaseosas Lux, en Medellín, y gracias a su capacidad de trabajo, conocimiento y visión de negocios, trazó su futuro profesional y el crecimiento de la compañía. “Fue en 1968, cuando el timón dio un viraje ganador. Gaseosas Lux se fusionó con la sociedad Postobón y el doctor Ardila Lülle fue nombrado presidente”, se lee en la web de la empresa de bebidas.
El periodista Juan Gossaín, quien por 27 años estuvo al frente de RCN (medio de comunicación de la Organización Ardila Lülle), recordó en declaraciones a medios radiales cómo fue el origen de ese emporio.
“Él nació en Santander y, estudiando ingeniería, conoció en Medellín a María Eugenia Gaviria, quien falleció hace pocos meses. Ella era integrante de la familia que era dueña de Gaseosas Lux, y ellos se casaron. Fue así como él empezó a trabajar en esa empresa y luego intentó comprar a Postobón. Y en Medellín la gente se molestaba por eso, pero finalmente logró ese cometido llevando esa compañía al primer lugar”.
En línea con el relato de Gossaín, fue su talante empresarial y bajo su batuta que Postobón aglutinó a otras empresas de bebidas gaseosas, por medio de adquisiciones y fusiones. De esa forma, fue que Ardila comenzó a trazar el punto de partida de una gran organización industrial que hoy agrupa a 80 empresas y genera 40.000 empleos (ver artículo de la página 3).
La trascendencia del empresario en la capital antioqueña no pasó inadvertida, y fue así como las páginas sociales de EL COLOMBIANO, en octubre de 1961, daban cuenta de una “fiesta popular” para destacadas personalidades que estaban de visita en Medellín, entre ellas Ardila Lülle.
Sus pasos traspasaron fronteras y en julio de 1967 se anunció el inicio de operaciones de Gaseosas Lux en Madrid, España. La colonia colombiana en la capital española expresó su orgullo por esa realización, que en su momento suponía que “el país comienza a dar pasos definitivos hacia el desarrollo”.
El negocio de las bebidas fue la punta de lanza para expandirse, siendo la agroindustria azucarera otra actividad en la que incursionó para impulsar una integración vertical de la producción de refrescos.
Para 1973, el desarrollo técnico de RCN fue en ascenso, dada la necesidad de crear una red fuerte para las transmisiones ciclísticas, tarea que fue dinamizada por la inversión de Ardila en el sector de las comunicaciones.
En 1978 se hizo con el control de Coltejer, en otra movida que generó inquietud entre los empresarios paisas de la época, alguno de los cuales, que pidió no revelar su nombre, calificó como una toma hostil de la textilera mediante la compra de acciones a pequeños poseedores de esos títulos.
Pero, cinco años más tarde, Coltejer aparecía en los listados de las empresas latinoamericanas que más contabilizaba y, en 2001, inició un proceso de reestructuración de pasivos que se prolongó hasta 2008, cuando la empresa fue vendida al Grupo Kaltex, de México.
El empresario de Países Bajos, Rocus Van Wingerde, quien en los años 70 fue presidente de Enka, recordó que tras su retiro fue asesor de Suramericana para ayudar en un proyecto e investigación de mercado para reformar la industria textil colombiana.
Coltejer fue invitada a ser parte del estudio, pero desechó las recomendaciones. Un tiempo después contrató a Van Wingerde, quien aconsejó declararla en quiebra.
“Ardila Lülle descartó la idea porque no quería quedar con una mala imagen; por eso, entonces, yo le dije que no tenía más que hacer como consultor para evitar que siguiera perdiendo dinero. Unos años después escuché que él había seguido más o menos lo que yo le había aconsejado”, comentó Van Wingerde en entrevista a este diario publicada en marzo de este año.
Y su interés por el deporte llevó a que en 1982 integrara la Corporación Colombia, que intentó que el Mundial de Fútbol de 1986 se jugara en el país, lo que no ocurrió. Pero para ese último año, 10 de los 14 equipos del campeonato colombiano lucían publicidad de los productos Postobón.
La muerte del industrial coincidió con la clausura del congreso anual de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), en el que el presidente Iván Duque le rindió homenaje exaltando que creó empresas, invirtió en diversos sectores y defendió la fraternidad entre empleadores y trabajadores.
“Tuvo su riqueza orientada a la generación de valor; deja una huella indeleble y será motivación para quienes quieran emprender, porque su mensaje fue que se puede hacer empresa en el país, cuando se tiene un espíritu constructivo de sociedad”, aseguró.
En la misma línea se expresó el presidente de la Andi, Bruce Mac Master, quien comentó que fue un gran empresario y un gran filántropo. “Fue un ejemplo para muchos colombianos sobre la forma como luchando, trabajando, siendo aguerrido, pero también teniendo tenacidad y constancia, se puede llegar a tener un gran éxito”.
“Recordemos siempre al doctor Ardila como un faro, una luz que nos orientó y seguirá iluminando nuestro camino. El valor que su trayectoria encierra es el mejor ejemplo de la grandeza que pueden alcanzar los seres humanos”, manifestó el presidente de Postobón, Miguel Fernando Escobar, en un comunicado.
Carlos Mario Giraldo, presidente del Grupo Éxito, destacó que él fue un ejemplo de disciplina, compromiso y tenacidad. “Como empresario mostró siempre un profundo conocimiento de nuestro país, de sus realidades, de la economía y la dinámica empresarial, e impulsó un sentimiento permanente de solidaridad por Colombia. Sin duda, es un referente de liderazgo, de visión, de innovación y de reinvención constante, pues vivió distintas etapas de la industria, del comercio y de la realidad económica colombiana”.
El presidente de Bancolombia, Juan Carlos Mora, expresó “orgullo y admiración por un empresario ejemplo para el país. Deja un legado de desarrollo invaluable”.
Desde el gremio de los cañicultores, Asocaña, se anotó que el sector recordará siempre su labor empresarial y su espíritu visionario, así como “su vocación por la generación de empleo, el apoyo permanente a los emprendedores, su contribución a la economía y su amor por Colombia”