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Nada es tan esperado como el momento en el que Gustavo y Jalisco bajan por la media loma para entregar, casa por casa, los encargos que les hacen. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Don Gustavo Montoya, Realiza las compras para llevar un surtido a las veredas. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Víveres, pipetas de gas, el abono para cultivos y hasta bultos de cemento les encargan. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Don Gustavo realiza esa labor por que La vereda quedó repleta de abuelos porque los jóvenes se cansaron de esperar que la vida los atrapara en la loma. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Podría decirse que es el último vecino que queda en pie en esta vereda del corregimiento La Otramina, en Titiribí. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Todo va bien amarrado, con las mismas vueltas que a veces da la vida, en la enjalma del animal que de tanto andar ya perdió el afán. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Los senderos que bajan eran el camino real que llegaba a la ribera del Cauca, donde quedaba un embarcadero para pasar a Concordia y seguir por todo el Suroeste. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
El viaje es una meditación silenciosa por los caminos de ese paraje que se levanta desde el cañón del río hasta los farallones y cuchillas montañosas. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Los vecinos reciben a don Gustavo y Jalisco con gran aprecio cuando llegan con el domicilio. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero. -
Del esplendor de otrora no queda ni rastro en la senda que recorren Gustavo, de 74 años, y Jalisco, emisario para ir hacer las compras al pueblo. Foto: Manuel Saldarriaga Quintero.
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