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Otro triste hallazgo en el área metropolitana. En la comuna Manrique, de Medellín, encontraron el cuerpo sin vida de un hombre. El cadáver estaba bocarriba en el lecho de una quebrada. Con este, son 20 los cuerpos que este año se han encontrado en ríos y quebradas del Valle de Aburrá.
El cuerpo recién encontrado estaba en los límites de los barrios Bello Oriente y La Cruz, en la parte alta de Manrique. La quebrada se llama La Chorrera. Las autoridades acudieron hasta el lugar y confirmaron el hallazgo. El paso siguiente tiene que ver con el levantamiento y el posterior traslado a Medicina Legal, donde se le practicará la necropsia.
De manera preliminar se sabe que el cuerpo corresponde a un hombre de 30 a 35 años. Se pudieron identificar signos de violencia: en la espalda tenía una herida por arma blanca.
Aunque todavía no se ha revelado la identidad, se detalló que el hombre tenía un tatuaje en el pecho con el nombre Javier y que en un hombro tenía tatuada una estrella.
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El hallazgo de cuerpo en los ríos y quebradas es más que preocupante. Quebradas como la Ayurá, en Envigado, y La Guayabala, en Medellín, así como el propio río Medellín, son los principales sitios donde se han encontrado cadáveres, algunos sin mayores especificaciones sobre las causas de su muerte y otros con notorios signos de violencia y tortura.
En los casos ocurridos este año se ha presentado una ubicación no tan frecuente en los recuentos anuales de cadáveres hallados en aguas: la quebrada La Ayurá, en Envigado.
Con 13 días de diferencia se encontraron dos cuerpos en esta corriente de agua, entre el domingo 5 y el sábado 18 de marzo, con la coincidencia de que ambos fueron hallados en la misma zona, cerca del puente del Mall Villagrande.
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Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo (Corpades), señaló que si bien hay que mirar detalladamente cada caso, se debe investigar la modalidad de cada muerte, puesto que las estructuras delincuenciales lanzan los despojos mortales de sus víctimas a las corrientes de agua para intentar borrar la evidencia del delito.
“Desde hace mucho tiempo ocurre en los afluentes que lanzan cadáveres y restos humanos. Esto no puede pasar desapercibido, porque esto no es normal”, manifestó el analista del conflicto.