Este lunes, los ojos del mundo estuvieron mirando la posesión de Donald J. Trump, presidente número 47, que juramentó para un segundo mandato tras haber gobernado Estados Unidos entre 2017 y 2021. El gélido frío de Washington D.C., que impidió que la ceremonia se llevara a cabo a las afueras del Capitolio como era tradición, pasó a un segundo plano. Este acto de entrega del poder, como la historia política del republicano, estuvo llena de hechos inéditos e históricos.
Su discurso de posesión duró poco menos de media hora pero estuvo cargado de anuncios polémicos sobre deportaciones, migración, fronteras, aranceles, cambio climático, identidad sexual, combustibles fósiles y, claro, una crítica feroz al legado de su antecesor, el demócrata Joe Biden.
”La era dorada de Estados Unidos empieza ahora (...) Nuestra soberanía será restablecida. Se reinstaurará nuestra seguridad. Se equilibrará la balanza de la justicia. Se pondrá fin al uso político despiadado, violento e injusto del Departamento de Justicia y de nuestro Gobierno. Nuestra máxima prioridad será crear una nación orgullosa, próspera y libre”, dijo el magnate que vestía un traje negro con corbata morada y no “roja republicana” como en su primera posesión.
Tras la toma del juramento, firmó una serie de órdenes ejecutivas, entre las que figura el retiro de EE.UU. del Acuerdo de París sobre cambio climático, que ya lo había decidido en su primer periodo, pero que Biden revirtió.
Otra de las órdenes ejecutivas echó atrás de un plumazo 78 acciones ejecutivas que había adoptado el anterior Gobierno. Anunció, según BBC Mundo, que indultará a los “rehenes del 6 de enero”, al referirse a las personas condenadas por los disturbios protagonizados por sus seguidores más radicales que asaltaron el Capitolio durante la certificación del triunfo electoral de Biden en 2021. Así fue la jornada.
Emergencia en la frontera con México y carteles
El republicano pronunció un discurso de investidura con una batería de medidas para hacer que “Estados Unidos sea grande otra vez”, su lema desde su primer mandato. La prioridad: expulsar a los migrantes en situación irregular e impedir su entrada.
Para ello no escatimará medios según dijo. La primer gran medida que mencionó fue declarar la emergencia nacional en la frontera con México, bloquear la entrada de migrantes y deportar a “millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron”.
Añadió que resucitará su programa “Quédate en México”, para que los migrantes esperen el desenlace del proceso migratorio del otro lado de la frontera, y designará a los carteles como organizaciones terroristas extranjeras.
También invocará la Ley de enemigos extranjeros de 1798 para “eliminar la presencia de todas las pandillas”. Trump está dispuesto desde hace meses a declarar la guerra a la banda venezolana Tren de Aragua.
El fiscal chavista de Venezuela, Tarek William Saab, expresó en un comunicado “disposición a retomar la cooperación penal con el gobierno de EE.UU. para lograr la extradición de cualquier integrante venezolano” de “grupos delictivos transnacionales”.
Venezuela rompió relaciones con Estados Unidos en 2019. En octubre de 2023, ambos países retomaron los vuelos de deportación de migrantes, que fueron interrumpidos nuevamente tras el desconocimiento de Washington de la fraudulenta reelección del presidente Nicolás Maduro. Entre los asistentes a la posesión de Trump, estuvo el presidente electo Edmundo González, quien tiene la expectativa de reunirse con el republicano y tomarse una foto juntos. Para esto, ha sido clave el nuevo secretario de Estado, Marco Rubio, quien al interior del gabinete representa un ala que no quiere ningún tipo de concesión a la dictadura chavista.
El nombre del golfo y quitar el Canal de Panamá
También el presidente Trump se refirió a lo que él considera debe ser el papel de Estados Unidos en el mundo. Se autocalificó como un “pacificador” que unifica, pero al mismo tiempo confirmó que abrirá otros frentes diplomáticos, como cambiar el nombre del golfo de México por el de golfo de América, imponer aranceles a terceros países para ayudar a “enriquecer” a los ciudadanos estadounidenses y recuperar el control del canal de Panamá.
“China está operando el canal de Panamá y nosotros no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá y vamos a recuperarlo”, dijo Trump, quien añadió que los estadounidenses han sido “muy maltratados con este tonto regalo que nunca debió ser otorgado”.
Pocas horas después, el presidente panameño, José Raúl Mulino, aseguró que el canal “es y seguirá siendo de Panamá” a través de un comunicado: “Debo rechazar de manera integral las palabras esbozadas por el presidente Donald Trump”. La administración del canal “seguirá estando bajo control panameño con respeto a su neutralidad permanente. No hay presencia de ninguna nación del mundo que interfiera”, agregó.
Mulino aseguró que “el canal no fue una concesión de nadie”, sino producto de luchas populares y de los tratados que firmó en 1977 el entonces presidente demócrata Jimmy Carter —quien falleció hace unas semanas— conforme a los cuales el control de la vía fue entregada a Panamá en 1999.
Clima, emergencia energética y dos géneros
Entre otras medidas previstas y que también causaron polémica están dos que su antecesor firmó al inicio de su mandato. Por un lado, retirará a Estados Unidos por segunda vez del acuerdo climático de París y declarará la “emergencia energética nacional” para ampliar significativamente la extracción de hidrocarburos en el mayor productor mundial de petróleo y gas. Además, eliminará los programas de diversidad sexual y reconocerá solo dos géneros: masculino y femenino.
“También pondré fin a la política gubernamental de intentar diseñar la raza y el género en cada aspecto de la vida pública y privada. A partir de hoy, la política gubernamental de Estados Unidos es que hay solo dos géneros: masculino y femenino”, señaló.
El expresidente Biden, de 82 años, y su ex vicepresidenta Kamala Harris, derrotada por Trump en las urnas, escucharon atónitos las diatribas. No lo aplaudieron.
“El discurso fue violento, marcadamente nacionalista y excluyente. Parecía más propio de la Estados Unidos del siglo XX que de esta nueva era, caracterizada por la multipolaridad y el ascenso de un continente asiático cada vez más poderoso, que produce gran parte de la tecnología que consumimos en el mundo”, opina Andrés Sampayo, doctor en Relaciones Internacionales, en conversación con EL COLOMBIANO.
“El retiro del Acuerdo de París es una noticia desastrosa para el planeta Tierra, ya que el cambio climático es una realidad innegable, y este retroceso solo acelerará el aumento de desastres naturales”, agrega el experto.
En efecto, el magnate y su equipo buscan priorizar la economía por encima de otros sectores, incluyendo el medio ambiente. En su discurso, Trump prometió una “guerra de aranceles” y dijo que cambiará el sistema de comercio. Esto, durante campaña, según encuestas de medios estadounidenses, fue una de las grandes razones por las que ganó muchos más votos de los esperados en estados clave.
“Voy a comenzar inmediatamente a reformar nuestro sistema de comercio para proteger a los trabajadores estadounidenses y a sus familias (...) En lugar de poner impuestos a nuestros ciudadanos para enriquecer a otros países, impondré aranceles e impuestos a países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos”, dijo.
En la noche del lunes, tras firmar decenas de decretos, el presidente Trump dijo que también indultará a personas condenadas por participar en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021: “Esta noche voy a firmar indultos sobre los rehenes del 6 de enero para que salgan”, dijo Trump en un mitin tras su investidura. “En cuanto me vaya, iré al despacho oval y firmaré indultos para mucha gente”. Además, revocó la orden con la que Biden retiró a Cuba de países que apoyan al terrorismo. En total, solo este lunes, dejó sin efecto 78 medidas de su antecesor.
Los indultos de Biden y el sombrero de Melania
Cuando la atención se concentraba en lo que iba a hacer el acto de posesión, pocas horas antes de ceder el poder, Joe Biden firmó varios indultos preventivos para miembros de su familia, algunos congresistas y exfuncionarios. Ante una posible revancha personal de su sucesor, el demócrata blindó jurídicamente a personas acusadas de “procedimientos judiciales injustificados y políticamente motivados”.
Entre ellos, está el exjefe del Estado Mayor, el general Mark Milley, y el antiguo arquitecto de la estrategia de lucha contra el covid-19, Anthony Fauci. La exparlamentaria republicana Liz Cheney también forma parte de este grupo, al igual que todos los congresistas y funcionarios que participaron en una comisión de investigación sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, además de policías que testificaron ante ese comité. También indultó a cinco miembros de su familia. En diciembre, Biden fue criticado por conceder un amplio indulto a su hijo Hunter, condenado en dos procesos distintos por posesión ilegal de un arma de fuego y fraude fiscal.
Con esa decisión tomada –que luego el presidente electo criticó–, Biden junto a su esposa, la doctora Jill Biden, recibieron en la entrada de la Casa Blanca a la pareja de nuevos huéspedes. Esa tradición se había perdido porque el mismo Trump en enero de 2017 se negó a entregar el poder y el entonces vicepresidente, Mike Pence, fue quien lo hizo. Esta vez, Biden le dijo a su sucesor: “Bienvenido a casa” y lo acompañó en la caravana presidencial hasta la rotonda del Capitolio, donde entraron juntos en una señal de armonía protocolaria porque lo que vendría después sería distinto.
Llamó la atención que la nueva primera dama, Melania Trump, asistió al acto con una vestimenta casi completamente negra, con un sombrero grande que no se quitó y que tapaba sus ojos ante los lentes del mundo. Era la única con sombrero en toda la sala. Este accesorio impidió que su esposo la besara en la mejilla.
Al acto asistieron toda clase de figuras políticas, empezando por los expresidentes demócratas Barack Obama –sin su esposa Michelle Obama–, Bill Clinton junto a su pareja y exsecretaria de Estado Hillary Clinton y el republicano George Bush y su esposa Laura. Ni Obama ni los Clinton se pusieron de pie en varios momentos del discurso de Trump. Incluso, Hillary, quien fue competidora del republicano y le ganó en voto popular, pero no en número de colegios electorales, hizo varios gestos cuando empezó a escuchar los polémicos anuncios.
También fueron invitados multimillonarios del mundo de la tecnología. Además de Elon Musk, el hombre más rico del mundo convertido en uno de los grandes amigos y asesores de Trump y un importante apoyo financiero, hicieron presencia Jeff Bezos, dueño de Amazon y The Washington Post, Mark Zuckerberg de Meta y el CEO de Apple, Tim Cook.
Reacciones y qué viene para el mundo
Numerosos dirigentes de todo el mundo felicitaron a Trump. El elemento en común de sus aliados es que califican el regreso político del republicano como el “más extraordinario de la historia reciente de Estados Unidos”.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu expresó su felicitación prometiendo que los “mejores” días de la alianza entre ambos países están por llegar: “Creo que trabajar juntos llevará la alianza Estados Unidos-Israel a niveles aún mayores”, dijo.
Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abás, se mostró dispuesto a cooperar con Trump para llegar a una “solución de dos Estados internacionalmente reconocidos (...) que viven uno al lado de otro en la seguridad y la paz”.
En el caso de Rusia, Vladimir Putin, felicitó a su par estadounidense y se declaró “abierto al diálogo” sobre Ucrania para lograr una “paz duradera”, casi tres años después de haber invadido a Ucrania. “Quiero subrayar que su objetivo no debe ser una breve tregua (...) sino una paz duradera”.
A su vez, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó esperar que el nuevo presidente estadounidense ayude a alcanzar una “paz justa y duradera”.
“El presidente Trump siempre es decisivo, y la política de paz a través de la fuerza que ha anunciado brinda la oportunidad de reforzar el liderazgo estadounidense y lograr una paz justa y a largo plazo”, señaló.
Otra reacción importante fue la de la Unión Europea (UE) pues están a la expectativa por la “guerra de aranceles” que anunció el presidente de Estados Unidos en su discurso. La UE espera mantener una “colaboración estrecha” con el nuevo mandatario norteamericano ante los “desafíos globales”, según declaró la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aludiendo a la “fuerza duradera de la asociación transatlántica. Juntas, nuestras sociedades pueden lograr una mayor prosperidad y fortalecer su seguridad común”.
En Colombia, sin embargo, no hubo pronunciamiento del presidente Gustavo Petro, salvo la referencia a un saludo del magnate Elon Musk que habría sido una señal nazi. Pero tras el nombramiento de Laura Sarabia como canciller desde febrero, este diario conoció que una de sus primeras tareas será propiciar una reunión entre Trump y Petro, lo que parece complejo dadas sus diferencias y también porque para el republicano, que ha criticado al mandatario colombiano en el pasado, nuestro país no tiene el mismo nivel de prioridad que tuvo para otros presidentes como Obama o el mismo Biden.
Lo cierto es que la era “Trump 2.0” empezó. Como en las películas, está por verse si la segunda parte superará a la primera. Con todo lo que eso implica.
