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Países de América Latina no frenan causas del feminicidio

Falta de voluntad política y debilidad institucional perpetúan una grave problemática social en la región.

  • En el mundo, una de cada tres mujeres experimentará en su vida la violencia de género, según ONU Mujeres. FOTOs REUTERS
    En el mundo, una de cada tres mujeres experimentará en su vida la violencia de género, según ONU Mujeres. FOTOs REUTERS
  • Crímenes como el de Lucía Pérez en Mar del Plata suscitaron un clamor de la sociedad argentina contra los feminicidios.
    Crímenes como el de Lucía Pérez en Mar del Plata suscitaron un clamor de la sociedad argentina contra los feminicidios.
  • En Colombia, en un año con varios centenares de muertes violentas de mujeres, distintos sectores realizaron protestas.
    En Colombia, en un año con varios centenares de muertes violentas de mujeres, distintos sectores realizaron protestas.
  • Tal vez la marcha más emblemática de2016 contra la violencia de género en el mundo se dio en Buenos Aires el 19 de octubre.
    Tal vez la marcha más emblemática de2016 contra la violencia de género en el mundo se dio en Buenos Aires el 19 de octubre.
  • Chile fue uno de los países latinoamericanos más afectados por esta problemática, pero donde más hubo movilización.
    Chile fue uno de los países latinoamericanos más afectados por esta problemática, pero donde más hubo movilización.
05 de enero de 2017
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Infográfico
Países de América Latina no frenan causas del feminicidio
88%
de los feminicidios de 2016 en Argentina no tuvieron denuncia ante la justicia.

Aunque el término es cada vez más utilizado en las naciones latinoamericanas, e incluso tipificado ya como un delito en varias de ellas, el feminicidio seguirá siendo por muchos años uno de los males que caracterizan a las sociedades de la región. 2016 fue muestra de que a pesar de la indignación que puedan causar este tipo de crímenes, de las muchas marchas multitudinarias que generaron en las capitales de América Latina, y de una creciente conciencia para enfrentar este asunto, es poco o nada lo que se ha avanzado.

Los asesinatos de mujeres por razones de género no solo no han mermado en la mayoría de los casos, sino que incluso van en aumento. Argentina experimenta como ningún otro territorio el fenómeno: un feminicidio cada 30 horas, 230 entre el primer día de este año y el 31 de octubre, según estudios de la ONG La Casa del Encuentro.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), tampoco da cifras alentadoras y se extiende a toda la región: “Cada día mueren en promedio al menos 12 latinoamericanas y caribeñas por el solo hecho de ser mujeres”, sentenció en un informe publicado en octubre.

La ONU coincide en ese llamado de alerta a los países latinoamericanos. De acuerdo con su Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG), en 2014, en 25 países de la región, un total de 2.089 mujeres fueron víctimas de feminicidio.

Casos indignantes

El 2016 estuvo marcado por lamentables casos de feminicidio que movilizaron, tal vez como nunca antes, a la población en países como Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y República Dominicana.

Uno de los más impactantes fue el que sufrió la joven argentina Lucía Pérez, de 16 años. El pasado 8 de octubre fue drogada, violada y empalada en la ciudad costera de Mar del Plata. Tras abusar sexualmente de ella hasta su muerte, los asesinos lavaron su cuerpo y le cambiaron la ropa. La llevaron a un hospital y dijeron que había perdido el conocimiento por una sobredosis.

Matías Farías, de 23 años, y Juan Pablo Offidani, de 41, fueron capturados y acusados de abuso sexual seguido de homicidio. Un tercer sospechoso, Alejandro Masiel, fue detenido y acusado de haber intentado encubrir el feminicidio.

El crimen conmocionó a todo un país. “Jamás vi una conjunción de hechos tan aberrantes”, dijo la fiscal del caso, María Isabel Sánchez, durante la primera rueda de prensa que dio respecto a la investigación.

Días después, tal fue la indignación que miles de argentinos llenaban las céntricas calles de Buenos Aires y Mar del Plata exigiendo justicia bajo el lema “Ni una menos”. Ante la cantidad de feminicidios que se daban paralelamente en otros países de la región, la consigna rápidamente se convirtió en un clamor latinoamericano para pedir acciones contra la violencia de género.

El primer lugar donde se repitió la proclama fue pasando la cordillera de Los Andes, en Chile. Allí, el 13 de octubre, apenas cinco días después de la barbarie de Mar del Plata, la colombiana Vanesa Medina Meza, de 23 años, fue asesinada en una notaria de Puerto Montt por su esposo, Juan Carlos Tovar, también colombiano, en un cruento ataque con arma blanca.

Cuatro días después, el lunes 17 de octubre, Bernardita de Lourdes Martínez Soto (44 años) apareció muerta a cuchillazos, en su vivienda de la calle Germán Oelkers, mientras que su cónyuge Claudio Patricio Marín Huenchumán (46) yacía cerca de ella con heridas de tipo suicida, pero con vida. Ahora está encarcelado y es procesado por la justicia.

En octubre también Perú vivía distintos sucesos relacionados con esta problemática, incluyendo la denuncia al capitán Luis Abad Matos Meza (40 años), como presunto autor del delito de feminicidio en agravio de su sobrina Stephanie Beine Meza Klembert (30 años), crimen que suscitó condena nacional.

Por último, Colombia se vio conmocionada por el aberrante caso de violación y asesinato de una menor de siete años en Bogotá, el pasado 4 de diciembre. El presunto criminal, Rafael Uribe Noguera, enfrenta cargos de hasta 60 años de cárcel, ante la inexistencia de penas mayores en el país.

Raíces sociales

Pero ¿por qué se mantienen o incluso aumentan las cifras de un fenómeno que debería estar extirpado de nuestras sociedades desde hace mucho tiempo?

Para expertos como el forense español Miguel Lorente, existe un contexto social que acentúa estos asuntos: “se está produciendo un incremento de la violencia porque el cambio hacia la igualdad protagonizado por las mujeres está dando lugar a un retroceso en muchos hombres. El incremento de los feminicidios puede estar motivado por esa percepción de que las mujeres les están arrebatando un espacio o un protagonismo que ellos interpretan como un ataque, al que responden con violencia”.

En diálogo con EL COLOMBIANO, Olga Amparo Sánchez, fundadora y coordinadora de la Corporación Casa de la Mujer, coincidió: “hay factores de orden cultural en la actualidad, porque a mayor autonomía de las mujeres también hay una mayor resistencia de muchos varones para aceptar esa autonomía”.

Pero Sánchez considera que uno de los mayores factores para perpetuar esta problemática es la falta de acciones estatales y voluntad política para enfrentar y prevenir los feminicidios.

“No se destinan recursos, no hay compromiso político ni voluntad. Desde la justicia se llegó al punto de que las mujeres van a denunciar hechos de violencia de género y nadie les cree. Son un sinnúmero de factores políticos e institucionales que se suman a la problemática social”, argumentó.

Aún así, entre 2010 y 2015, el número de países de América Latina y el Caribe que han tipificado el feminicidio o feminicidio en sus leyes subió de cuatro hacia 16, lo que demuestra un cambio que, aunque insuficiente, indica un camino rumbo a una sociedad que verdaderamente enfrente la violencia de género.

En diálogo con Colprensa, Lorente resaltó estos avances: “el estado debe liderar los procesos para transformar la realidad, en este sentido es una toma de conciencia que significa la aceptación de la responsabilidad”.

El forense español consideró que lo fundamental es llevar esta problemática al debate público para visibilizarla.

“El debate público significa que la sociedad es consciente y se posiciona, exige a la autoridad que responda ante ese problema. En cuestiones tan ocultas e ignoradas lo que hace falta es mucha conciencia crítica, porque quien va a resolver el problema es la sociedad”, agregó.

Para Sánchez, no obstante, la sola estrategia de visibilizar esta violencia no basta, y por ese motivo las sociedades latinoamericanas están lejos de blindarse ante este flagelo.

“Solo con publicidad para prevención, que se pase una vez al mes, sin programas sociales y políticos que realmente la apoyen, no se logra mucho. Aquí hay un sinnúmero de actores, y una sociedad que tiene injerencia en lo que pasa. Canciones como las de Maluma son un ejemplo de ello. Una abierta provocación a la violencia de género y el maltrato hacia las mujeres, contribuyendo a verlas como un objeto. Mientras que en América Latina no se sancione ese tipo de expresiones ni se deconstruyan esos imaginarios, no se va a avanzar mucho”, afirmó.

Cifras hablan

Entretanto, apenas la región observa perpleja como sus mujeres son asesinadas continuamente y de las formas más aberrantes, tal como añade Sánchez, “las estadísticas siguen hablando de una situación crítica en esta materia”.

Son muchas. En Perú, cada mes se dan en promedio 11 feminicidios y 23 tentativas; 16 de las 39 mujeres asesinadas en octubre en Argentina habían denunciado previa violencia machista en su contra; más de 100 mujeres son asesinadas al año en México D.F.; 58 feminicidios se dieron en Chile en 2015; más de 38.000 mujeres fueron agredidas por su pareja en Colombia en 2016, entre muchos otros números que la región no enfrenta.

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