Parece chiste, pero es anécdota: a un pequeño país de Europa no le cabe un millonario más. Se trata del Principado de Mónaco —un enclave lujoso junto al mar Mediterráneo—, el cual alcanzó un punto crítico por su densidad poblacional y poco espacio habitable. Esta es la situación que vive este país de dos kilómetros cuadrados de territorio.
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En este microestado no hay espacio físico para acomodar a más millonarios. El diminuto principado ocupa apenas 2,02 km², pero es hogar de miles de personas con patrimonios superiores al millón de dólares.
Según el estudio “La Nueva Riqueza Mundial” elaborado por Knight Frank, en la actualidad residen en Mónaco unos 13.400 millonarios, cifra que representa más de un tercio de su población estimada en 39.000 habitantes.
De hecho, muchas de estas fortunas no pertenecen a ciudadanos nativos, sino a extranjeros —franceses, italianos y británicos— que llegan atraídos por el turismo y los servicios de alta gama, como limpieza, jardinería y electricistas, que suelen estar mejor pagados que en otros países europeos.
El Principado de Mónaco destaca por su estatus de paraíso fiscal: no aplica impuestos sobre la renta, al patrimonio ni muchas herencias desde 1869, una característica que sigue atrayendo a grandes capitales a esta nación.
Pero además de la política tributaria favorable, allí se suman otros atractivos. Es un entorno seguro, hay estabilidad política y una infraestructura de primer nivel, enmarcados por un estilo de vida mediterráneo muy apreciado por las personas ricas que buscan combinarlos con beneficios financieros.
Sin embargo, a pesar de su apabullante riqueza, Mónaco enfrenta una limitación drástica: cada nueva vivienda en tierra firme implica derribar otra existente. Es decir, no hay suelo disponible para un crecimiento horizontal significativo.
Muestra de esta situación es lo que le pasó al youtuber argentino José Álvarez Torres, quien relata que con un millón de dólares solo sería posible comprar unos 17 metros cuadrados de espacio útil en el Principado, lo cual deja ver el precio astronómico del metro cuadrado en ese país.
Ante esto, las autoridades locales impulsan proyectos que expanden el territorio mar adentro. Uno de estos es Portier Cove, también llamado Mareterra, que contempla la creación de una plataforma artificial de seis hectáreas destinada a acoger alrededor de 1.000 apartamentos de lujo.
Pero esta estrategia ha despertado críticas ambientales, debido a que expertos advierten sobre el impacto que la construcción en zonas marinas puede tener sobre algas y fauna submarina de la zona, poniendo en tensión la viabilidad ecológica de Mónaco.
Aun así, a pesar de la controversia, se prevé que este tipo de expansión se convierta en una tendencia entre microestados que, al enfrentarse a límites territoriales, optan por ganar terreno al mar como forma de crecimiento urbano sostenible o, al menos, necesaria ante la alta densidad poblacional.
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