Desde Ginebra, Suiza, se encendieron las alarmas con la advertencia de la directora de Finanzas y Economía de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Kalipso Chalkidou, que advirtió sobre una crítica situación de financiamiento en el ámbito de la salud global. En su declaración, expuso cómo los recortes presupuestarios en los países más desarrollados están afectando la cooperación internacional y los sistemas de salud locales.
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La alta funcionaria señaló que las recientes medidas adoptadas por Estados Unidos y otros países de Europa para frenar o disminuir su ayuda en salud están desencadenando impactos en el mundo. Las estimaciones presentadas sugieren que para 2025, la inversión mundial en salud podría disminuir en un 40 %, lo cual supondría una pérdida cercana a los 10.000 millones de dólares respecto a los niveles alcanzados en 2023.
Este retroceso en los recursos representaría, según dijo Chalkidou, la cifra más baja en más de diez años acorde al análisis de la OMS. La Organización de las Naciones Unidas se sumó a la preocupación, subrayando que esta disminución está provocando crisis sanitarias en países con alta dependencia de los fondos internacionales.
En naciones africanas como Malaui, Mozambique y Zimbabue los programas financiados por el gobierno de Estados Unidos representaban hasta un tercio de sus presupuestos en salud. Ahora, estos países no solo enfrentan una reducción en la asistencia externa, sino también un crecimiento alarmante de sus niveles de endeudamiento, lo que dificulta aún más la asignación de fondos suficientes para servicios esenciales.
Kalipso Chalkidou remarcó los hallazgos de una encuesta reciente de ese organismo multilateral en la que se reporta que varios países han tenido que interrumpir servicios médicos fundamentales, cosa que no se veía desde los momentos más difíciles de la pandemia del covid-19. Ante este panorama, se ha solicitado a los gobiernos que trabajen en alternativas para mejorar su recaudación fiscal y reducir su dependencia de la ayuda extranjera.
Entre las estrategias propuestas, la OMS sugiere implementar impuestos específicos sobre productos que perjudican la salud pública, como el alcohol y el tabaco, para generar ingresos internos sostenibles. Esta medida, además de aportar recursos, también tiene un potencial efecto en la prevención de enfermedades.
Además, la directora de Finanzas y Economía de la Salud destacó la necesidad de fortalecer la colaboración con instituciones financieras internacionales para facilitar el acceso a préstamos con condiciones favorables que permitan sostener proyectos. En ese sentido, la cooperación con bancos multilaterales es sugerida como una vía para mantener la estabilidad de los sistemas de salud en contextos adversos.
Se espera que durante la próxima Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que tendrá lugar en Sevilla (España), los líderes mundiales aborden esta problemática. La OMS mantiene la esperanza de que se logren compromisos para revertir la crisis y asegurar una financiación para garantizar la salud global a futuro.
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