La renuncia solicitada al expresidente Jacob Zuma por su propio partido, el Congreso Nacional Africano, CNA, es solo la punta del iceberg de una crisis por la que atraviesa esa colectividad con la que Nelson Mandela llegó al poder en 1994.
Tras nueve años como mandatario, Zuma abandonó la casa gubernamental por varios escándalos de corrupción, y ayer, su vicepresidente, Cyril Ramaphosa, lo reemplazó por línea de mando y ausencia de otros candidatos.
Pero más allá de los casos de corrupción, el verdadero problema del partido es el temor a perder la gobernabilidad adportas de una año electoral. Aunque este sigue siendo el movimiento político del gobierno, tiene las mayorías parlamentarias, y es la colectividad que cuenta con más apoyo en el país, durante las elecciones locales del año pasado perdieron las alcaldías de cuatro de las principales ciudades.
“Este fue un campanazo para el CNA. Por primera vez desde que se acabó el Apartheid, en 1994, el partido perdió el poder en Pretoria, Johannesburgo, Ciudad del Cabo y Port Elizabeth, las cuatro ciudades más importantes del país”, dijo Jerónimo Delgado, investigador de la Universidad Externado.
No obstante, Delgado añadió que el partido no ha perdido su preponderancia y que eso se hizo evidente ayer, cuando el CNA fue el único partido que nominó candidato para asumir la presidencia del país.
El investigador del Centro Cipe de la Universidad Externado y experto en estudios africanos, Florent Frasson-Quenoz, planteó, en diálogo con EL COLOMBIANO, un futuro oscuro para el CNA, a pesar de que ese partido esté haciendo algo por tratar de cambiar las circunstancias y de seguir en el poder.
“Esto lo que demuestra es un pánico en la cabeza de los líderes de la CNA por perder las elecciones en el 2019. El mandato de Zuma iba hasta el año entrante, y estos hechos solo revelan su miedo por perder el poder y no tanto por cumplir con la misión del partido”, dijo Frasson.
CNA perdió el rumbo
El Congreso Nacional Africano se fundó con la principal misión de abrirle los campos económicos, administrativos y políticos a la mayoría negra en Sudáfrica.
Frasson adiverte que en esta misión, la más importante y simbólica, ese partido ha fallado. El analista explica que ese fracaso se vivió en los años 90, en la década del 2000, e incluso ahora.
“El partido socialista de inspiración comunista no ha logrado cambiar la realidad de la mayoría de los sudafricanos, y en lugar de asumir su incapacidad y promover la alternancia en el gobierno a favor del país, o promover una serie de programas que sí ayudarían a mejorar el estado de las cosas, ha seguido como el régimen del Apartheid (sistema de segregación racial) pero sin la violencia racial”, comenta Frasson.
Un presidente corrupto
Zuma dimitió como presidente de Sudáfrica, en cumplimiento de las órdenes de su propio partido, por varias investigaciones abiertas por corrupción. Algunas ocurrieron antes de que asumiera la presidencia.
El exmandatario intentó demorar su salida y se manifestó en desacuerdo con la decisión, pero sus escándalos finalmente lo alcanzaron.
Cuando era vicepresidente fue acusado de corrupción en 1999 por un acuerdo de armas oscuro, y entre 2011 y 2016, un defensor del pueblo concluyó que tomó recursos del Estados para remodelar su mansión de campo, y fue obligado por un tribunal a devolver 23.000 millones de dólares por este caso.
Por último, desde 2015 lo investigan por el “Guptagate”, escándalo que involucra a una familia de inmigrantes indios, encabezada por tres hermanos, a la que le habría desviado fondos del Estado (ver polémica).
Horas después de que Ramaphosa asumiera como presidente, Mmusi Maimane, líder del principal partido opositor, Alianza Democrática, dijo que el problema no radicaba en Zuma sino en el CNA.
Añadió que el nuevo mandatario, en calidad de vicepresidente en el Gobierno de Zuma, no actuó contra el deterioro de la Administración y la economía, ni contra los escándalos de corrupción que rodeaban este gobierno..
4
ciudades votaron en las últimas elecciones por candidatos de otros partidos.
62 %
fue el nivel de votos con que llegó Zuma al poder en las elecciones de 2009.