“El mensaje debe ser claro: Basta. Se acabó. No hay negociaciones, no hay esperanza. Entrar con toda la fuerza, con máxima intensidad. Empezar ahora. Encerrarlos. Guerra hasta el final. Fomentar la emigración ahora”.
Con estas palabras, el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, llamó a intensificar la ofensiva militar contra Gaza durante una entrevista en el canal israelí Now 14, un medio de derecha y conservador. Sus declaraciones, difundidas con subtítulos en inglés, han generado reacciones negativas hacia este país y reavivan las críticas hacia el ala más radical del Gobierno israelí.
Aislamiento diplomático
En medio del creciente aislamiento diplomático de algunos altos funcionarios israelíes, Países Bajos anunció esta semana que declaró persona non grata a Ben-Gvir y al ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich. El canciller neerlandés Caspar Veldkamp señaló que ambos han “incitado repetidamente a la violencia de los colonos contra los palestinos, promovido la expansión ilegal de asentamientos y pedido la limpieza étnica en Gaza”.
En una carta al Parlamento, el Gobierno neerlandés dejó constancia de que ambos serán registrados como extranjeros indeseables en el sistema europeo Schengen SIS.
La respuesta de Israel fue inmediata: el Ministerio de Exteriores convocó a la embajadora neerlandesa en Jerusalén, Marriët Schuurman, para una protesta formal. Según el comunicado oficial, el encuentro se llevó a cabo “a la luz de las decisiones del Gobierno neerlandés de tomar medidas contra Israel, incluidas acciones contra su derecho a defenderse”.
Nuevos ataques y hambruna en Gaza
Estas declaraciones del ministro israelí se dan en medio de una situación humanitaria que continúa deteriorándose en Gaza. Durante la madrugada del lunes, al menos 30 palestinos murieron en ataques aéreos israelíes sobre el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja.
Testigos y personal médico en el hospital Al Awda confirmaron que muchos de los cuerpos llegaron mutilados, resultado de los intensos bombardeos y la posterior incursión terrestre de tanques israelíes.
Según el Ministerio de Sanidad gazatí, más de 59.000 personas han muerto y otras 145.000 han resultado heridas desde el inicio de la guerra en octubre de 2023. A estas cifras se suma ahora el incremento de muertes por hambre, que las autoridades locales atribuyen al bloqueo de ayuda humanitaria impuesto por Israel.
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El primer ministro Benjamín Netanyahu ha rechazado la existencia de una hambruna, y aseguró que su gobierno colabora con Estados Unidos y países europeos para facilitar la entrada de alimentos. Sin embargo, organismos internacionales han advertido que los actuales niveles de asistencia —como los 200 camiones diarios y lanzamientos aéreos de alimentos— no son suficientes frente al colapso total de servicios básicos y el asedio prolongado.
En paralelo, dos ONGs israelíes denunciaron por primera vez al propio Estado de Israel por presunto “genocidio” en Gaza, una acusación que ya han formulado otras organizaciones internacionales, y que es sistemáticamente negada por el gobierno israelí y sus principales aliados.
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