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Violencia policial contra los afro no paró en EE. UU.

El domingo un joven fue atacado a tiros por parte de un
agente y desde entonces las protestas regresaron a las calles.

  • Estados Unidos vive una fase de protestas contra la violencia policial hacia los afrodescendientes, de cuenta del caso de Jacob Blake, quien recibió siete disparos de un agente. FOTO Gettyimages
    Estados Unidos vive una fase de protestas contra la violencia policial hacia los afrodescendientes, de cuenta del caso de Jacob Blake, quien recibió siete disparos de un agente. FOTO Gettyimages
27 de agosto de 2020
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Julia Jackson envía un mensaje de paz, a pesar de que su hijo Jacob Blake recibió siete disparos por parte de un policía durante un procedimiento de seguridad en Wisconsin, Estados Unidos. Sobrevivió, pero está internado en un hospital.

Los hechos ocurrieron el domingo 23 de agosto. Con el paso de los días se conoció un video que muestra a Jacob huyendo de dos agentes y deja en evidencia cómo luego es baleado por uno de ellos en su vehículo se hizo viral. Ese material motivó el regreso de las protestas contra el racismo al país, que está en medio de una campaña electoral a la presidencia.

En esas manifestaciones dos jóvenes han fallecido en medio de disparos y uno más resultó herido, según confirmó el gobierno. El mandatario Donald Trump envió a la Guardia Nacional para controlar lo que llama la “anarquía” de los manifestantes. Las imágenes de vehículos incendiados y calles obstruidas demuestran el caos que vive ese Estado, especialmente la ciudad de Kenosha. En medio de ese panorama, la madre de Jacob ha sido clara: esa furia no los representa.

“He visto mucho daño que no refleja a mi hijo o a mi familia. Si Jacob supiera lo que está pasando, la violencia y la destrucción, estaría muy depuesto”, dijo. Mientras la ciudad se paraliza con personas que reclaman que cesen los atropellos de los policías hacia los afrodescendientes, esta mujer de piel morena y ojos oscuros ora por los policías y su país.

“Claramente ustedes pueden ver que yo tengo una piel negra hermosa, pero miren sus manos. Del tono que sean, son hermosas también”, reflexionó, el pasado martes, mientras Jacob luchaba por su vida en la cama de un hospital. Aún lo hace y, si sobrevive, no podrá volver a caminar de cuenta de los siete tiros que recibió, uno de estos en su médula espinal.

Su caso recuerda el homicidio del afroamericano George Floyd en Mineápolis, el 25 de mayo, un hecho que motivó protestas contra el racismo en todo Estados Unidos. Y, a pesar de la movilización social que hubo en ese momento, la violencia sigue. Javier León Duitama, profesor del Departamento de Historia de la U. Sergio Arboleda, explica que este fenómeno no se detiene con una marcha, sino que se necesita educar sobre la importancia de la igualdad y generar cambios estructurales desde las leyes estatales.

Las protestas contra el racismo tienen dos relatos: el de los que se manifiestan en paz, como la mamá de Jacob Blake, y el de quienes alientan el caos. “Un tipo de violencia que puede generar un efecto negativo sobre la visibilización de esta problemática social”, dice Duitama. Detrás del caos en Wisconsin, los vidrios rotos y vehículos incinerados hay una verdad de la sociedad norteamericana: el racismo y la violencia policial no se han ido.

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