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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puede pasar a la historia luego de que mañana sábado, como se tiene previsto, reconozca como “genocidio” lo ocurrido en Armenia hace 106 años.
De ser así, este será el primer mandatario estadounidense en catalogar con esta palabra la masacre en la que murieron 1,5 millones de personas, en abril de 1915.
La decisión puede impactar en las ya tensionadas relaciones que hay entre Estados Unidos y Turquía, país con una postura negacionista frente al hecho.
Para ellos, las masacres por parte del imperio otomano se dieron en medio de un simple combate interétnico, y no como un plan para exterminar a la cultura armenia.
Sin embargo, y pese al pronunciamiento de Biden, no se tiene previsto que se den sanciones contra Turquía.
Las posturas de los últimos gobiernos estadounidenses respecto al tema han sido esquivas, pues nunca han querido afectar sus relaciones con Turquía por ese episodio.
De hecho, el expresidente Donald Trump, quien fue polémico en varios frentes, prefirió mantenerse al margen en el asunto.
Sin embargo, en 2019, la Cámara y el Senado estadounidenses dictaron medidas para llamar a esta tragedia como un “genocidio”, a pesar de la negativa de Turquía.
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir, considera que “esto muestra a un Joe Biden más activo en temas que para Trump no eran importantes en política exterior”.
Para él, el reconocimiento como genocidio “va a afectar, sin duda alguna, la relación de Estados Unidos con Turquía, la cual ya estaba maltrecha”.
Una de las razones de esta fracturada relación tiene que ver con el congelamiento de Turquía como país candidato a entrar a la Unión Europea, lo cual promovió indirectamente Estados Unidos.
Además, Washington ha criticado la reforma constitucional propuesta por Recep Erdogan, presidente turco, la cual puede terminar concentrando el poder en torno suyo