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“Joven” defensor del legado Castro

Por primera vez en la isla gobernará un mandatario nacido tras la Revolución. ¿Realmente habrá cambio?

  • Entre aplausos de 604 diputados presentes fue proclamado Miguel Díaz-Canel como presidente. Su antecesor Raúl Castro le dio voto de confianza. Analistas dicen que será poca la renovación. FOTO afp
    Entre aplausos de 604 diputados presentes fue proclamado Miguel Díaz-Canel como presidente. Su antecesor Raúl Castro le dio voto de confianza. Analistas dicen que será poca la renovación. FOTO afp
20 de abril de 2018
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Con 57 años, el nuevo presidente de Cuba, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, le da bastante más juventud a la jefatura de Estado en la isla, teniendo en cuenta que Raúl Castro salió del cargo con 86 años. Se trata también del primer mandatario nacido después de la revolución cubana.

Ayer, como se preveía, 604 diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular avalaron a Díaz-Canel como nuevo jefe de Estado del país. Con un aplauso de los parlamentarios y un abrazo con Castro, el Partido Comunista de Cuba (PCC), saludó el inicio de su gobierno.

En su primer discurso como presidente, Díaz-Canel mostró férrea lealtad al legado de los Castro: “asumo la responsabilidad con la convicción de que todos los revolucionarios seremos fieles a Fidel y a Raúl. A quienes por ignorancia o mala fe dudan de nuestro compromiso, debemos decirles que la Revolución sigue y seguirá. El mundo ha recibido el mensaje equivocado de que la Revolución termina con sus guerrilleros”.

Y también confirmó lo que era un secreto a voces, que Castro mantendrá el poder a pesar de que él fungirá como jefe de Estado: “Raúl se mantiene al frente de la vanguardia política. Él sigue siendo nuestro primer secretario (del PCC) como el referente que es para la causa revolucionaria, enseñando y siempre presto a enfrentar al imperialismo, como el primero, con su fusil a la hora del combate”.

Y advirtió: “Conozco de las preocupaciones y las expectativas de un momento como este, pero sé de la fuerza y sabiduría del pueblo, el liderazgo de Partido, las ideas de Fidel y conociendo el sentir popular, le afirmo a esta asamblea que el compañero Raúl, encabezará las decisiones para el presente y el futuro”.

¿Quién es Díaz-Canel?

Esos fragmentos de su discurso evidencian los motivos por los que el régimen y en concreto Castro, lo eligieron para seguir liderando los destinos del país. Se trata de una cara más joven, posterior a la revolución, pero también radicalmente leal a la misma.

Raúl Castro lo dijo: ‘no es alguien advenedizo o ajeno’. La mejor forma de definirlo es como uno de esos ‘jóvenes’ de nuevas generaciones que, por más que no hayan vivido la lucha revolucionaria, la defienden de manera decidida. Díaz-Canel parece el punto de confluencia de toda la revolución, de los años de ortodoxia de la década de los setenta, la llegada del comunismo sin pasar por el socialismo, y el periodo de flexibilización. Representa las dos caras, la de las reformas de los noventa, pero también la que pide no abandonar las conquistas históricas y cimientos de la Revolución”, consideró Mauricio Jaramillo Jassir, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.

Por este motivo, el experto considera que, por lo menos en el plano político, son casi nulos los cambios que cabría esperar bajo Díaz-Canel.

Nacido en Placetas, en la céntrica provincia de Villa Clara en 1960, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez creció en una familia humilde encabezada por su madre, la maestra Aída Bermúdez, y Miguel Díaz-Canel, trabajador de una planta mecánica en Santa Clara, capital regional.

Allí los que fueron sus vecinos aún lo recuerdan como el joven que se recorría la ciudad en bicicleta. Siempre andaba en jeans y su gusto musical gira desde esos años en torno a The Beatles.

En 1982 se graduó como ingeniero electrónico de la Universidad Central de las Villas. Su vocación comunista lo llevó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en donde perteneció hasta 1985 a la Unidad Militar 3875, dedicada a la defensa antiaérea. Ese año se dedicó a la docencia y se integró a la Unión de Jóvenes Comunistas, con lo que empieza su ascenso en el régimen.

En 1994 ya era elegido primer secretario del PCC en Villa Clara, y en 2003, por propuesta del propio Raúl Castro, miembro del Buró Político nacional. En 2009 fue nombrado ministro de Educación, y en 2013 vicepresidente.

De modo que, a pesar de su relativa juventud –teniendo en cuenta los tiempos del castrismo–, Díaz-Canel se forjó en el régimen y es previsible que mantenga su lealtad a los preceptos de la Revolución.

En opinión de Brian Latell, exespía de la CIA y autor de numerosos libros sobre los Castro, “viene tanto de las entrañas del régimen que en muchos aspectos es desconocido. Lo que sé es que es muy curioso por las novedades tecnológicas. Pero eso no nos indica nada sobre el estilo que tendría, en especial tras un futuro deceso de Raúl”.

Desde la isla, David Rodríguez, periodista de Radio Bayamo, adelantó que “los cubanos están confiados respecto a que no habrá traumatismos con Díaz-Canel, dada su trayectoria impecable en el PCC”.

Apertura y retos

Precisamente, su antecesor le dedicó otro discurso, en el que habló sobre el proceso que está intentando la isla en los últimos años y los retos que se tienen para encarar el futuro.

“Pensábamos que a estas alturas habríamos avanzado más, que ya tendríamos, si no resueltos los problemas, bien organizado todo, bien planificado y en proceso de ejecución, con diferentes grados de desarrollo”, reconoció Castro sobre la supuesta apertura que buscó implementar.

Sobre este tema, Jaramillo aseguró que será la principal misión de Díaz-Canel: “el vuelco de Cuba hacia la inversión extranjera y el turismo, decidido en los años noventa, es incorregible. Por eso la apertura es imposible de aplazar o frenar. Pero eso no implica necesariamente que se tenga pronto libre mercado”.

Habrá que ver, pero el pueblo de Cuba está en busca de mayor flujo de dinero y una mayor libertad para usarlo. En eso uno de los desafíos será la unificación del peso cubano (CUP) y el peso cubano convertible (CUC), algo pendiente.

Por último, sabiendo la vocación tecnológica de Díaz-Canel, es una incógnita qué tanto permitiría el avance de la otra apertura cubana: a las redes e Internet. Los expertos creen que la haría, pero al estilo chino. Esto es, permitirá el acceso a sitios y aplicaciones en los que mantenga control.

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