Tras varios meses de arresto domiciliario, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro fue puesto en prisión preventiva el sábado tras intentar abrir su tobillera electrónica con un soldador. Afirma que fue por curiosidad, pero las autoridades lo acusan de intentar fugarse.
El líder ultraderechista (2019-2022) fue condenado en septiembre a 27 años de cárcel por intento de golpe de estado contra el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva tras perder los comicios en 2022.
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Desde agosto cumplía prisión domiciliaria preventiva en su casa en un condominio de Brasilia, monitoreado con una tobillera electrónica. El juez de la corte suprema Alexandre de Moraes ordenó el sábado su traslado a la cárcel ante indicios de “una estrategia para posibilitar la fuga”, según la decisión obtenida por la AFP.
En la madrugada del sábado Bolsonaro intentó “romper el dispositivo electrónico de rastreo para asegurar el éxito de su fuga”, que ocurriría en la tarde aprovechando una manifestación convocada frente a su residencia por el senador Flávio Bolsonaro, su hijo mayor.
El propio Bolsonaro admitió haber quemado la tobillera electrónica con un soldador, según el video de la inspección que ocurrió en la madrugada al saltar la alarma del dispositivo, divulgado por la corte suprema.
En él, una funcionaria lo interroga en su casa sobre las marcas de quemadura que presentaba la tobillera. “¿Usted usó alguna cosa para quemar esto aquí?”, pregunta la funcionaria. “Metí un instrumento caliente ahí”, responde Bolsonaro. “¿Qué instrumento? ¿Una plancha?”, insiste la mujer. “No, un soldador”, responde él. “¿Soldador, ese que tiene una punta?”, pregunta ella. “Sí”, confirma Bolsonaro.
Cuando la funcionaria le pregunta por qué lo hizo, el expresidente responde: “Curiosidad”. El juez Moraes fijó un plazo de 24 horas a los abogados para dar explicaciones sobre el incidente. Tras el encarcelamiento, los abogados de Bolsonaro manifestaron su “profunda perplejidad”.
El exmandatario, de 70 años, está en un “delicado” estado de salud y “su prisión puede poner su vida en riesgo”, afirmaron en un comunicado, y dijeron que recurrirán la decisión. Bolsonaro fue trasladado a un complejo de la Policía Federal en Brasilia.
“El presidente Bolsonaro no tendría forma alguna de escapar de su casa. Tiene un vehículo armado con agentes federales las 24 horas del día, los 7 días de la semana, en su puerta”, dijo su abogado Paulo Cunha tras visitarlo en las instalaciones policiales. El “único propósito” de la tobillera “era humillarlo”, afirmó Cunha a periodistas.
Alegría e indignación
Un video enviado a la AFP por una fuente muestra el espacio en el que estará confinado a solas: una habitación pequeña con una nevera, aire acondicionado y un televisor.
Cerca de la entrada del complejo policial, un grupo de mujeres destapó una botella de vino espumante para celebrar la prisión de Bolsonaro. “¡Cuánta alegría, cuánta felicidad, es bien merecido!”, dijo a la AFP una de ellas, Ana Denise Sousa, profesora de filosofía de 47 años.
A unos metros, Alessandro Gonçalves de Almeida, de 53 años, se mostró indignado. “Si buscas un crimen de Jair Messias Bolsonaro, no lo encuentras. Pero todo es una persecución política”, dijo a la AFP.
Flávio Bolsonaro había convocado el viernes por redes sociales a una “vigilia” por la salud de su padre y “la libertad en Brasil”.
Según el juez, esa manifestación abría la posibilidad de una “fuga hacia alguna de las embajadas cercanas a la residencia del acusado”, a unos 15 minutos en auto.
Moraes señala que la embajada de Estados Unidos se encuentra cerca del domicilio. Bolsonaro es aliado del presidente estadounidense Donald Trump, quien denunció una “caza de brujas” en su contra y respondió imponiendo un arancel punitivo a Brasil, junto con sanciones individuales.
“Razones humanitarias”
“Alexandre de Moraes, si mi padre muere ahí dentro, es tu culpa”, dijo Flávio Bolsonaro el sábado en una transmisión en vivo por YouTube. El hijo mayor del expresidente mantuvo en pie la convocatoria para las 19H00 (22H00 GMT).
Los abogados habían pedido el viernes al tribunal que el expresidente purgara su pena en casa “por razones humanitarias” por su debilitada salud. Pero Moraes decidió este sábado dejar sin efecto el pedido debido a los últimos eventos.
Bolsonaro padece secuelas de una puñalada en el vientre que recibió en 2018 durante su campaña a la presidencia. Ha tenido que someterse a múltiples cirugías desde entonces, la última en abril. La corte ya rechazó una apelación contra la condena de Bolsonaro y el plazo para hacerlo nuevamente vence el lunes.
Los problemas legales de Jair Bolsonaro dejan a la derecha sin candidato para las elecciones presidenciales de 2026, mientras Lula ya ha anunciado su intención de postularse para un cuarto mandato.
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