viernes
7 y 9
7 y 9
Con 23 votos a su favor, el embajador uruguayo Luis Almagro fue reelegido como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) por un nuevo periodo de cinco años. Su oponente, la ecuatoriana María Fernanda Espinoza, alcanzó solamente 10 apoyos.
En una sesión criticada por varias delegaciones, dado que se hizo de manera presencial en medio de la crisis sanitaria por la expansión del coronavirus, Almagro agradeció su designación asegurando que “todos los estados miembros deben sentirse representados por este mandato” y concluyó citando al libertador uruguayo José Artigas: “Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”.
Pero la designación no fue del agrado de todas las delegaciones presentes en Washington. Luz Elena Baños, representante permanente de México ante el organismo calificó el resultado como “patético y penoso”.
Lea también: Así se disputará el poder político en América durante 2020
“Su elección es una patética expresión de lo que cualquier misión de observación electoral calificaría como malas prácticas. Usted es un secretario general que no cree en la reelección e hizo todo lo posible por reelegirse usando nuestros recursos. Hoy la OEA no celebra nada, sino que sufre el resultado de la confrontación de los estados”, manifestó.
En un sentido similar se pronunció la saliente delegada de Argentina, Paula Bertol, quien señaló que “lamentablemente la organización ha estado paralizada por su polarización, restándole interlocución y volviéndola menos relevante sin poder ofrecer soluciones efectivas a los problemas de la región. Esperamos que en este nuevo mandato, la Secretaría General trabaje en la construcción de consensos”.
Sobre Luis Almagro
Llegó a la OEA en marzo de 2015 impulsado por la izquierda uruguaya del expresidente José Mujica y con el aplastante apoyo de 33 de los 34 países del organismo.
Cuando se presentó a la elección, muchos consideraron que sería el “candidato del Alba”, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, una organización que impulsaron los ya fallecidos presidentes de Cuba, Fidel Castro, y Venezuela, Hugo Chávez.
Conozca más: “No corresponde que me explique”: Almagro sobre intervención en Venezuela
En los pasillos de la OEA, se temía que Almagro fuera a “dinamitar” el organismo desde dentro con políticas favorables a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Nada más lejos de la realidad. Unos meses después de asumir el poder, su relación con Venezuela se tensó notablemente, en parte debido a que el presidente de ese país, Nicolás Maduro, rechazó la observación electoral de la OEA para las elecciones de 2015, en las que la oposición se hizo con el Legislativo.
Una fuente diplomática aseguró que la relación de Almagro con Maduro no cambió “por motivos ideológicos”, sino porque el uruguayo sentía que el Ejecutivo venezolano estaba violando los principios básicos del sistema de derecho interamericano, sobre el que se sustenta la OEA. “Es un hombre de principios”, manifestó esa fuente.
El resultado ha sido un secretario general que, por primera vez en la historia, ha ido más allá de las posiciones de los Estados de la OEA, con lo que ha cosechado odios y afectos casi por igual: unos le consideran “el adalid de la democracia” y otros le critican por actuar al “servicio del imperio” (EE.UU.)
Hace cinco años, cuando llegó a la OEA, prometió que no optaría por la reelección; pero decidió postularse porque cree que la “dictadura” de Maduro se ha fortalecido y es necesario plantarle cara.