Cuando la neblina da una tregua, se logra distinguir a Angelópolis. El municipio parece un pesebre esculpido entre el verde de las montañas.
En el pueblo de "los santos ángeles" como le llaman, resalta su iglesia. En el parque, la fuente hace sentir el correr del agua y los abuelos llegan a acomodarse en las bancas.
No importa que en un local suene un tema de Britney Spears, en la Angelópolis que apenas se despierta se siente la brisa fresca y las campanas sonar; los balcones florecidos se abren y los perros callejeros merodean.
Con 8 mil habitantes es una entrada al Suroeste. A una hora de Medellín, los turistas buscan sus miradores y senderos para caminatas ecológicas, su parva, las truchas y experimentar aquella frase de bienvenida que aclara que allí nadie es forastero.
Con 10 veredas y un corregimiento, con una economía basada en el carbón mineral, en el café y lo pecuario, dos aspectos resaltan: su vocación ecológica y el liderazgo de las mujeres.
En el sector de la Hacienda La Clara, cuenta el alcalde, Elkin Marín Henao, reforestaron 400 hectáreas y en El Romeral 2.200. Además, en la recuperación del sendero ecológico de este último, se invirtieron 223 millones, en cofinanciación con la Secretaría de Medio Ambiente del Departamento.
Conservación medio ambiental y guías ecoturísticos, fue el curso que terminaron 15 pobladores, que hoy se encargan de hacer los recorridos. Sentados en los muros del parque, José Delio Quintero y Francisco Taborda, relatan que su idea es recuperar los caminos ancestrales.
Ya han llevado a varios grupos en la ruta entre Angelópolis y La Estrella, y su proyecto incluye otras hasta Heliconia, Caldas y Armenia. "Queremos que vean el santuario de los helechos. Que se maravillen con el paisaje".
La lucha de las mujeres
Por el sector del cementerio, Carmen Silva barre las calles. A las cuatro de la mañana sale de la vereda La Balastrera para comenzar su quehacer a las cinco.
Es madre cabeza de familia con tres hijos. Desde hace 10 años es parte de Asomuangel, una organización con 42 mujeres que adelanta varios proyectos para contribuir al desarrollo de la localidad y de sus familias.
"Es solo un granito de arena para mantenerlo limpio".
También están las integrantes del Grupo Operativo Femenino de Aseo Urbano de Angelópolis (Gofauran).
Guillermina Rico pasa por oficinas y locales para recoger el reciclaje. Clara González, Nubia Morales y Rosa Piedrahíta se encargan de separarlo y organizarlo en la bodega cerca del relleno.
Con el fruto de las ventas de este material sostienen sus hogares. La administración las capacitó y tratan de mejorar los procesos porque están convencidas de lo vital de su labor, que les ha permitido concientizar a otros en el cuidado del medio ambiente y "llevar la papita".
Al principio, recuerda Guillermina, de 70 años, las llamaban "basureras", pero "somos personas de valor e inteligentes, porque hacemos algo que ayuda a la tierra y motivamos a los demás a hacerlo. No me siento apenada, sino orgullosa".
El municipio invierte 40 millones para apoyar los planes que ellas lideran, informa César Fabián Fernández Ramírez, director de Servicios Públicos.
Otras siete mujeres están activas en un proyecto de truchera, que se desarrolla en la zona de la Hacienda La Clara. "Somos echadas para adelante", dice Luz Dary Bolívar, quien las cocina para los turistas que pasan por allí para almorzar.
En Angelópolis hay mucho verde y empuje. Y lo mejor es que, como enfatiza José Miguel Arredondo, de 80 años, es un pueblo protegido "por todos los ángeles".
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