Hasta en taekwondo la gente se encuentra al gran Martín Emilio Cochise Rodríguez.
El ex Campeón Mundial de ciclismo goza como un niño con cada movimiento y golpe que en el cuadrilátero aciertan los peleadores.
Cochise, luce camisa y gorra blanca, sudadera negra y unas gafas oscuras, quizá los mejores aliados para pasar desapercibido.
Pero que va. Cómo va a pasar inadvertido este personaje que ante un golpe del colombiano Aurelio Velandia, que se bate ante el argentino Sebastián Crismanich, se para y grita en repetidas ocasiones: " Colombia, Colombia, Colombia... ", mientras la gente lo mira con gracia.
Allá, abajo, la situación se pone difícil. Crismanich atina un par de golpes sobre la humanidad del colombiano, que cede ante el embate del gaucho.
En la tribuna los ánimos se caldean y uno de los encargados es Cochise, quien replica de nuevo: " hágale pues mijo ", mientras el Coliseo de Combate se une en un grito al unísono de nuevo: " Colombia, Colombia... ".
Él, que ha sido premiado como el Deportista del Siglo por sus proezas en el deporte de las bielas, se lleva un par de gomas masticables a la boca y de nuevo, con un par de aplausos, aviva al taewkondoga cafetero.
Sin embargo, ¡oh sorpresa! se lleva el centenar de gente apostado en el escenario.
Con un movimiento muy coordinado, el argentino conecta con su pie derecho una patada en la cabeza de Velandia, quien de inmediato se va a la lona.
El juez inicia el conteo para que el agredido se ponga de pie. Éste, sin embargo, no responde, por lo cual se determina el nocaut y la victoria para Crismanich.
El colombiano termina mareado y con poca estabilidad. Se para y no logra conservar el equilibrio, la gente en la tribuna se marcha en silencio.
Cochise no lo piensa dos veces, aquí ya no hay nada que hacer, el personaje que se esconde bajo unos grandes lentes oscuros, se para y se marcha rápidamente, quizás a otro escenario en el que pueda desahogar de nuevo sus gritos.
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