Los humanos podemos oler el miedo y otras emociones, lo que desvirtúa la creencia extendida de que nos comunicamos con el lenguaje y las señales visuales.
En un estudio adelantado por Gün Semin y colegas de la Universidad de Utrecht en Holanda, se detectó que existen señales químico-sensoriales relacionadas con emociones que pueden ser captadas por otras personas.
Aunque la mayoría de los animales se comunican por el olfato se pensaba que los humanos habíamos perdido esa capacidad para oler distintas emociones.
Diversos estudios sugieren que las expresiones emocionales cumplen varias funciones. Las señales de miedo, por ejemplo, dijo un comunicado de la Asociación para la Ciencia Sicológica, no solo alertan a otros sobre un peligro en el ambiente, sino que están asociadas con conductas que confieren una ventaja para la supervivencia mediante la adquisición sensorial.
Al adquirir una expresión de temor se abren los ojos, se respira más por la nariz, aumenta la percepción y se acelera el movimiento de los ojos para rastrear más pronto las potenciales amenazas.
Por su parte las señales de disgusto alertan a los demás para evitar potenciales químicos nocivos asociados con rechazo sensorial, provocándonos bajar las pestañas y arrugar la nariz.
El estudio publicado en Psychological Science, entregado por Semin a El Colombiano, se hizo así:
Los científicos recolectaron sudor de hombres que veían bien una película que inducía miedo u otra que provocaba disgusto.
Los hombres seguían un protocolo estricto para evitar distorsiones como cualquier tipo de contaminación.
Las muestras del sudor en la ropa fueron olidas luego por mujeres, a las que se les grabó mientras cumplían su tarea.
Como se había predicho, aquellas expuestas a las señales químicas emanadas cuando se veía la película de miedo, mostraban rostros temerosos, mientras que las expuestas a las señales de la película de disgusto producían expresiones con esa emoción.
Es más, el sudor durante el miedo o el disgusto alteró la percepción de las mujeres al oler las prendas, afectando la forma de olfatear y el movimiento de los ojos.
"Las señales químicas de las secreciones corporales contribuyen a un mensaje emocional en distancias cortas", escribieron los autores.
Como en toda clase de investigaciones, se deben refrendar los hallazgos.
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