Ana Margarita Durán es un terremoto. Una mujer valiente que ha antepuesto su vida y, lo que es más remarcable, la de los suyos al servicio de su país. Al frente de la Unidad Antinarcóticos desde hace dos años frenéticos, se ha convertido en un ejemplo para todos los colombianos y para cuantos trabajan para dar caza a parte de la peor escoria de este mundo: quienes se hacen de oro con la flaqueza de los más jóvenes, con el dolor ajeno de millones de familias atrapadas por la droga. Durán es, además, la mayor amenaza de los narcotraficantes más poderosos. Entre ellos, Daniel el "Loco" Barrera, buscado en medio mundo tras superar con creces los galones y el poder que atesoró en su tiempo Pablo Escobar, otro criminal sin escrúpulos. La obsesión de la jefa de la Unaim por meter entre rejas al "Loco" le ha traído más de un problema. A sus 37 años, diez de ellos como fiscal, vive amenazada de por vida. También su familia, que la apoya sin fisuras pese a haber recibido fotos de sus hijos con la leyenda: "Siga así, de heroína, y verá". A ella debemos que por fin, tras años despistando a la Policía gracias a los tres dedos índice que Barrera cortó a sus tres hermanos muertos, el "Loco" esté identificado y que su captura esté próxima. "Estamos muy cerca de capturarlo", me desvela en conversación telefónica. Le pregunto ingenuamente entonces por su paradero: "solo puedo decirle que no está en Colombia". Y le insisto, pero ella lidia perfectamente el asunto. Bromea sobre el trabajo de los periodistas y vuelve al punto de partida: "Estamos muy cerca".
Hay ocasiones en que no es necesario conocer a alguien personalmente para apostar por su valía, por su tesón y por su decencia. Podré equivocarme, pero creo que la zarina antimafia no cejará hasta cumplir su vaticinio. Duerme poco y no para de trabajar, tanto como para haber perdido nueve kilos este año. "Mis hijos -de 12 y 8 años- me llaman mamá virtual, pero el sacrificio merece la pena", afirma. Cuenta con 27 fiscales en la unidad para todo lo que pasa de 5 kilos. Se fía de casi todos ellos, aunque ha destapado el doble juego de algunos policías y compadres de despacho. "Tengo un buen equipo con muchas mujeres. Las mujeres somos más 'berracas'", declara entre risas.
Una luchadora no se rinde hasta el último golpe, por muy duro o bajo que los anteriores sean. Ahora, los problemas de su hermana Alma Isabel la han puesto en una complicada situación que su legión de enemigos está aprovechando para cargar las tintas contra ella. Todo vale para acabar con el enemigo. Poco importa que la relación con su hermana estuviera rota desde hace tiempo o que nadie sea guardián de los actos ajenos. Hay demasiada gente interesada en aplastarla.
Dicen que la campaña mafiosa la ha llevado a pensar en abandonar. No lo creo. Más bien será el agotamiento de una vida atada a escoltas y coches policiales. Una vida de jornadas interminables sin poder ver a los suyos. De fines de semana y vacaciones entregadas a operaciones encubiertas. "No me dejan ir", confiesa, para mi satisfacción. Solo confío en que las ofertas que le llueven de la empresa privada no la tienten en demasía pues su salida de la Unaim sería (con errores y aciertos) una gran pérdida. Sus éxitos pesan: 637 narcos detenidos este año, el doble que antes de su llegada. El doble de enemigos en su contra.
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